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domingo, 13 de mayo de 2012

Se me pasó por la cabeza.

Salió a pasear con su lento paso a un compás indeterminado. Giraba la cabeza si algo le llamaba su atención, nunca dudaba si mirar o no, ¿que mal hacía rodar 20 centímetros más de su posición habitual?.
Sin nada que perder, sin nada que ganar, decisiones banales con funesto final. Son las luces de algo más grande que él, que lo supera en peso aunque no en cerebro. Es la oscuridad la única que lo miraba y a la única que no podía pedirle ayuda, ¿que era aquello que se abalanzaba sobre él?. 
Un grito algo ahogado algo rabioso salió de su garganta, ahogado por la sorpresa, rabioso por la impotencia. De todas las maneras por las que se podía morir ser atropellado no era una de sus favoritas. Una leve sonrisa de sarcasmo en aquellos últimos segundos, una mirada de soslayo a la luna que lo observaba, tan blanca y tan redonda, buena noche para acabar.
Tenía pensado para mañana desayunar tostadas, irse a trabajar y ser el mejor, llevaba 15 años luchando por un puesto superior y por fin lo iba a conseguir, nunca a valido la pena nada de lo que ha hecho. Lo bueno de todo aquello es que en realidad ha vivido como ha querido y ha sido feliz aunque nunca lo haya querido admitir.
A sido una persona con talento, con sueños, con ilusiones. A reído más que llorado y eso le hace feliz, no se pregunta cual fue el sentido de su vida, no se pregunta para que ha servido, tan solo asiente y se deja llevar, no es un triste final, peores son otros.
Como última imagen: la de los veranos calurosos que aunque pegajosos siempre estaba la piscina para refrescar. Los mejores momentos de su vida siempre han sido los veranos a si que ¿porque no recordarlos en el último momento? Con un sol enorme, con chanclas y sin camiseta. Supone que su último deseo seria poder vivir otro verano como aquellos.
:P

Irene.

                                                                       

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