Translate

viernes, 22 de junio de 2012

Olivia.

Una taza humeante de café. Una mano que la apretaba con fuerza.
La casa de paredes blancas que según el decorador le transmitiría paz y tranquilidad, no le ha traído más que problemas sin soluciones. La tele está encendida pero no tiene volumen, ahora lo hace con frecuencia, eso de encender la tele y quitarle el sonido.
Para que lo único que se oiga sea la respiración lenta del perro y los rápidos movimientos de las chinchillas en la jaula.
Olivia está harta de la gente. Ella preferiría ser egoísta, pensar solo en ella, escucharse solo a ella, atenderse solo a ella.
Porque se siente vacía. No sabe lo que es luchar, nunca lo ha echo. Añora amar, y nunca ha amado. Añora ser feliz y nunca lo ha sido.
Olivia quiere irse lejos, muy lejos, llegar a un sitio abierto, cualquiera, tumbarse en el suelo con las piernas recogidas y mirando al cielo. En este momento con la taza en sus manos puede sentir la hierba fresca en la espalda.
Mirar el cielo y espirar, sentirse llena, completamente llena, pensaba que el aire llenaría su vacío. Ayer cuando estuvo en clase solo pensaba u deseaba quedarse sola en su pupitre. Sin nada de compañía excepto el runrún de los coches y las aulas abarrotadas. Y mirar por la ventana, las casas de muchos colores.
Solo pensaba en ser alguien, en luchar por algo y en amar algo.
Olivia, es la que se bebió el café, se tumbó en el sillón, subió el volumen y rió, por nada, por todo y por las tonterías que hacían en la tele.

Irene.

                                                               

No hay comentarios:

Publicar un comentario