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viernes, 3 de agosto de 2012

Just a kid. Olivia.

El aire entraba por sus orificios de la nariz, las aletas se le levantaban despacio. Y en lo único que podía pensar Olivia al ver esa imagen era en consuelo. El consuelo de que sus pulmones sigan funcionando, el aire entra, el aire sale, la vida continua mientras ese mínimo ejercicio siga ejecutándose.
-Lucas, ¿te encuentras bien?
Pregunta Olivia una y otra vez, es como si fuera su mantra o algo parecido. A Lucas eso le pone nervioso y le enfurece que le mire como si fuera un perrito maltratado, ¡lo han atropello por dios! lo que necesita es olvidarse de estar postrado en una cama, rodeado de ese olor a desinfectante y a limpio que tanto odia.
-Ya me lo has preguntado unas doce veces y unas doce veces te eh respondido lo mismo. ¡¿Como quieres que esté tumbado en una cama en contra de mi voluntad y encima oliendo a desinfectante?!
Hablaba sin mucha fuerza, aunque lo intentaba. Su labio inferior y superior estaba partido de una manera horrible, y la sangre aunque seca todavía no estaba cicatrizada la herida, todavía dolía, igual que le seguía doliendo a Olivia la voz del médica por teléfono. "A sufrido un accidente", un accidente... un accidente que lo ha dejado echo un vegetal, no puede casi moverse de lo magullado que está, ahora los problemas parecen más. Es lo que tienen los hospitales en ellos parece que lo poco es mucho y que lo mucho todavía puede ser peor.
A través de las cortinas se puede ver que la vida sigue, que los niños del parque de la otra acera no se dan cuenta que hay otros niños jugando en este parque, solo que estos niños algunos van en sillas de ruedas y otros ni siquiera se pueden mover. Pero ella, ¿que tiene que decir? Si hasta hace bien poco era solo una transeúnte como todas esas personas. Indiferente a lo que dentro del hospital o fuera de él sucedía.
-Oye Olivia...- se humedeció un poco los labios evitando los cortes- porque no me cuentas algo, o hacemos algo o... no sé lo que se te ocurra peor por favor deja de mirar la ventana como si fuera el portal que separa la vida y la muerte.
Oliva dejó de mirarla justo tras acabar de hablar Lucas.
-No sé que contarte...-se puso a pensar un rato y de repente le vino a la mente algo- ¿porque no hacemos una lista de lo que nos gusta y de lo que no?
Dijo sonriente.
-¿Y para que fin? Además del echo de pasar el rato.
Olivia no dudó en responderle enseguida.
-Pues porque así, las cosas que pongan en la lista las podremos repetir todo lo que queramos cuando salgamos, una detrás de otra, un cortometraje de todo lo que nos hace un poquito felices. 
-Como si las cosas pequeñas fuesen grandes cuando las juntases.
-Exacto.
-Pues muy bien empecemos.
Olivia sacó una pequeña libreta a cuadros rojos del bolso y un bolígrafo de gel.
-Me gusta el sonidos de las pipas cuando se parten.
Dijo cerrando los ojos Lucas.
-Me gusta... el olor a húmedo después de que haya llovido.
Y Lucas extrañado preguntó.
-¿Y como vamos a hacer eso? No podemos hacer que llueva.-No necesitó respuesta-Ah, haremos que llueva... Sí, a mi también me gusta ese olor.
Olivia sonrió, peor continuó al instante.
-Te toca.
-Me gusta... me gusta...
-No te lo pienses tanto. -Le reprendió.
-¡Déjame en paz!- Se molestó Lucas.
-Me gusta pensar en silencio, sin otros que molesten mis pensamientos.
Dijo con doble sentido, Olivia le hizo caso omiso y siguió como si nada, ante la atenta mirada de Lucas que se lo tomó a gracia.
-Me gusta el sonido de la risa de Lucas Sorte.
Y Lucas rió como si fuera el chiste más bueno del mundo.
-Me gusta la dulzura de Olivia Mendez.
-¿Dulzura? Pero si soy la chica más dura del barrio.
-¿Que barrio Olivia? Si no has visto un barrio en tu vida.
-Que va... Bueno, sigamos...Me gusta el olor de los libros.
-Esnifadora...
-¡Cállate!
-Me gusta ver el agua correr.
-Fantasioso.
-¡Pero si eso es justo lo que te gusta de mi!
Olivia se sonrojó y provoco que a Lucas le entrara un nuevo ataque de risa y de tos.
-¿Estas bien?
-Escribe otra lista en la que ponga las cosas que odio y pon: Odia que Olivia Mendez pregunte que si Lucas Sorte esta bien.
Y siguieron con la lista. Olvia pensaba que son esos los momentos que hacen que la vida sea más llevadera; una buena compañía, una buena conversación y saber que en estos momentos eres inmortal.
A las dos horas Lucas cerró los ojos. Cinco minutos después Olivia apareció en la habitación de vuelta del baño. Un minuto después estaba llorando en la sala de espera... 
Un año después Olivia sigue llorando. Se han acabado los momentos que hacen la vida más llevadera, y ya no creé en la inmortalidad, ahora en lo único que cree y confía es en que verdaderamente la vida sean dos días y que mañana todo se acabe. En el fondo solo era un chico... no se merecía lo que le pasó, ella no se lo merece.
(Va a ver segunda parte, solo que ya era muy largo y no quería hacerlo demasiado pesado)
Irene.


                                                               

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