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miércoles, 8 de agosto de 2012

Saltar luego caer.

He oído que suelen decir que el tiempo te cambia, te hace crecer y madurar. También he escuchado que... si eres diferente es que tienes un porqué en esta vida. Pero a mi a base de golpes y de silencios prolongados tras una pregunta me han enseñado que no todo tiene un porque, que simplemente has decidido ser diferente, porque no tienes la misma mentalidad, porque no ves lo mismo que otros, y eso está bien. No encontrar un sitio no quiere decir que no exista ninguno destinado para ti. Y yo pues... a lo mejor no he madurado con el tiempo, he crecido físicamente y en experiencia pero... cada vez soy más infantil, antes que solo me reía cuando algo me hacía gracia ahora... me río incluso de la piedra que hay en el camino, antes que era la que observaba las tonterías me he convertido en protagonista de ellas. Me gusta ser así, las penas son menos cuando te comportas de forma egoísta y egocéntrica, como los niños... solo preocupándote de ti, e incluso de lo que te influye sigue sin importarte demasiado, y es que... estoy mejor así. 
Sé que algún día tendré que dejar de ser así pero... como dije antes... a lo mejor mañana, pero hoy no. ¿Porque no puedo? No, porque no quiero. Y aceptemoslo, soy así, exprimo la canción que me gusta, tanto que cuando dejo de escucharla me olvido de ella, y si la vuelvo a escuchar ya me molesta, y esto es una realidad, por eso no leo los libros más de una vez, porque el día que decida dejarlo... será el día que me olvide de él, y no quiero, no quiero olvidarme de ningún libro que haya leído nunca. Exprimo tanto lo que me gusta que deja de gustarme al final... por eso suelo escribir advertencias de mi, espera que yo te llame, que yo te avise de que estoy prepara, no me fuerces, no me preguntes, no me hables, deja que yo lo haga sola. Como el día de la mudanza, deja que yo decida irme, sino... cargarás con la culpa. Deja que yo decida... déjame que yo te diga lo que necesito ahora, porque mañana... mañana ya será otro día. Déjame ir, volveré, pero debes dejarme ir. Tengo que estar preparada para volar y caer, deja que me cerciore de que voy a caer y de que me va a dar miedo hacerme daño, pero no he de pensar en eso, he de pensar en que sabré lo que es tocar el cielo con las manos y a lo que saben las nubes, así que déjame caer, no me pasará nada, pero déjame caer.

Irene.

                                                                   
                                                             

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