A veces pienso en que pasaría si todo terminase.

A veces, y solo alguna que otra vez. Me paro a pensar en lo que es el mundo para mi, en si mi madre tan materialista y poco soñadora piensa sobre que no hay nada más de lo que ves, que la oscuridad no esconde nada, que debajo de las camas no hay ilusiones y corazones rotos, que los sueños no pueden hacerse realidad porque los sueños sueños son, y que cuando morimos, morimos y dejamos de existir, no hay más, solo lo físico.

En si mi amiga tiene razón y los jardines de infancia son mejores que una realidad manchada de falsedad, en si el mundo que esconde secretos es preferible verlo desde fuera que desde dentro y que luchar para superar miedos es una pérdida de tiempo, que evitarlos es mejor que enfrentarlos.

En si Newland se casaría conmigo, en si Jace me invitaría a pasar un rato en su mundo, en si Christian me enseñaría sus secretos y el porque de ellos, en si la distancia no jodiera amistades tendría más amigos de verdad que toda la gente que dice tenerlos y en su soledad; está demasiado vacío para decirle a su madre que está solo. Me paro a pensar en como serían las cosas, si me gustara el café, y si se me teñirían los dientes con el paso del tiempo, me paro a pensar si de verdad se pasa uno mejor estando borracho que cuerdo, a mi en particular las fiestas no son de mi agrado y es preferible vivir ahora y describirlo después que no acordarse y perder sensaciones que valen textos repletos de palabras hermosas, perder la memoria y con ello recuerdos, y con ello sufrimiento, no, gracias, cuando sufro es cuando estoy rebosante de inspiración así que el dolor vale la pena. Es cuando te das cuenta de todo.

Si respiro hondo soy capaz de percibir el olor de la colcha de mi cama, huele a flores silvestres, no sé porque, creo que eso solo está en mi cabeza, me paro y pienso ¿habrá a alguien que también le huela a eso?

Me imagino sentada en un tren, me gusta ver pasar el mundo, me gusta estar sola, me gusta el silencio, me gusta mi voz en mi cabeza, me gustan mis fantasías, me gusta pensar, me gustan las conversaciones inteligentes, me gustas las conversaciones tontas e inocentes o puede que no tanto, me gusta pasar el rato con algún protagonista de algún libro... Me paro y pienso... ¿Que pensarían de mi si supiesen todo lo que deseo? El porque me sonrojo cuando miro a la nada, o el porque de mi ilusión cuando no hay nada que lo provoque, a veces me pregunto, que las cosas hubiesen salido mejor de lo que lo hicieron, y que si lo hubiesen echo... Si lo hubiesen echo... Si lo hubiesen echo no sé lo que pasaría, sería pensar en otra vida demasiado lejana, una vida maravillosa, donde no hay sombras en el corazón ni en el alma. Donde alguien te coge de la mano y donde cuando vuelves a casa está tu padre cocinando, donde las personas no desaparecen de tu vida, ni se alejan de ti, donde no hay fisuras, donde no hay pupilas ahogándose en lágrimas... Pero si no hubiese nada de eso tampoco habría Lágrimas a la deriva, porque no tendría razón por la cual desahogarme en un blog, porque no tendría sitio el desamparo ni la desesperación. 

A veces pienso en que pasaría si todo terminase.