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martes, 26 de febrero de 2013

Si todo fuera fácil no tendríamos que esperar a que las farolas se encendieran para seguir caminando.

-¿Celos? ¿Yo? ¿De quién? Miren sus caras demacradas por la simple superioridad que creen poseer. Como hablan sin saber y como va creciendo su esperpento, cada vez más feo por cierto, en unas calles que no son de Madrid, pero parecidas, reflejados en espejos cóncavos con algo más de suciedad.
Hijos de un demonio muerto, que regurgita el vomitivo olor acre que desprenden sus engendros. Pensamientos muertos agolpados, sin razón, y he de tener envidia, ¿Quién? ¿Yo?
Yo, echo de palabras, que recuerda libros y pasiones, voces de cartas escritas en el aire o debajo de la mesa, murmullos de aguas oscuras... ¿Y ellos? ¿Que tienen?
Si me voy con mi bombín me iré sonriendo, padeciendo la tortura de la hipocresía exterior.
Pero...¡Aplaudan señores! Que hemos acabado.

Con una corta reverencia salió por la puerta mostrando sonrisa, la risa ya resonaría, quizás rato después. Atrayendo la ironía y alejando la seductora mentira... de su vida. .

Todos respiraban, pero no se notaba. Ha sido la corta obra de teatro de un actor roto y autodestruido por el alcohol, por los labios que esconden promesas, por la inocencia arrancada de cuajo, nacida de naranjos, ¿no era así Machado? 
Por no valer lo que se vale, ni demostrarlo, ni querer hacerlo.

Cuerpo flotando en el agua salada teñida de rojo, cuatro tiros, y ¡Oh! ¡Milagro!,
seguimos vivos.



Para escribir solo hacen falta dos cosas: Tener algo que decir y decirlo.
Oscar Wilde.


~Dos marihuanas, un 69 y un ying-yang, gracias.







sábado, 16 de febrero de 2013

...!!!!


Que estallen los cristales.
Chillemoslé al universo; ¿Porqué eres tan infinito?
Y rompamos los silencios exangües y vacíos
Callar está demasiado visto, una moda pasada.
Escrita en versos pero fuera de lugar.
Así que hablemos tanto hasta que nos duela la garganta
y sangre de tanto forzarla.
Bailemos con el aire que espera que nos convirtamos en polvo,
con la luna que nos mira,
y con el sol que aparece todos los días, 
hasta que llegue el epílogo final.
Entonces será noche eterna sin haberla pedido.
Será siempre Carnaval; me disfrazaré de caperucita
con piel de lobo.
Seremos en ese momento todos gatos negros,
aullando, como dije:
~Al universo por ser infinito.


-Jumm...
(Sí, vuelvo a estar enfada, se ha notado ¿no? 8))

-¿Quién? +Tú. -¿Yo? +Y las circunstancias.

Iré.
Sabes que no vale la pena pensar en nada que no sea algo palpable. Adelante. Ten fe en que alguien te mirara como tu quieres que te mire. Nada bueno, sin nada, para nada, los viejos perdedores se reunirán otra vez... Debajo del escenario. Detrás del muro de cemento, al lado de las penas vomitadas y de los besos de plástico y falacias...
Había una niña, que le encantaban los vestidos pero siempre prefirió ser niño. Pensaba que todos los abuelos han de tener una armónica en un estuche azul, una armónica con olor a guardado, con restos de hojas de puro si puede ser. Con dos cuerdas de cuero rodeándola, como los dedos que la solían tocar, y que ya no lo hacen, pobre armónica despechada, se fue él, y nadie la volvió a hacer sonar.
Si contamos la historia de la niña que quiso ser niño será una historia muy larga pero se resume diciendo que la armónica vieja pero igual de hermosa volvió a resonar por los bajos del escenario, entre patas de hierro y acero, entre paredes de cartón negro.
Quisistes tanto ser alguien. Ya no te importa fracasar, porque ya no le tienes miedo. No te importa deshacerte de la armónica, no te importa olvidarte de las recetas, no te importa crear nuevos mundos, porque nadie más que tú mismo se va a dar cuenta si desapareces, si te quedas, si te olvidas o si te recuerdas. 
Recitarás poemas, persiguiendo libélulas, queriendo volver, olvidandose de amar. Adorando los dobles fondos, los dobles fondos de las rutinas putrefactas de tanto escribirlas, de tanto criticarlas, pero son a lo único que te puedes agarrar, si el barco de hunde, si el barco de vapor fue una mentira de la historia o si la cita: 'el doctor Livingstone, supongo', también lo fue. Si todo han sido tratados y prohibiciones, pensar en que pasaría si nunca hubiesen exististido. ¿Caos?, no, no lo creo.
El público empieza a llegar, visten todos igual, como en La guerra de los mundos; todos en la misma dirección, todos esperando la salvación.
Mi preferido siempre ha sido La máquina del tiempo, pero nadie parece coincidir conmigo. Eso me enorgullece.
-¿Cuándo empieza?
La niña que quiso ser niño.
-Cuando lleguen.
-¿Quién?
-Los musi... Tú.
-¿Me están esperando a mi?
-Sí, ¿porque no? Tocas realmente bien.
Dije asintiendo, mientras tanto pensaba que a lo mejor lo estaba liando todo un poco, que decirle que tocaba bien y llenarle de un sentimiento de satifacción que le recorriese de los ojos hasta el alma y después escribiera en su libreta de canciones de armónica mi nombre y el color de mis ojos diciendome que gracias por darle la oportunidad de su vida para la vida arrebatarle la oportunidad.
Se me quedó mirando un rato mientras veía como iba pensando en describirme en su diario.
-Pero... ¿Sabes qué? Que esas personas no se merecen tu talento, eres demasiado grande. Así que toca aquí, ahora y para mí, hombre que yo me lo merezco más que toda esa gente.
Me seguía mirando. Tenía miedo de que se pusiera a llorar, salir corriendo o pensar que soy una loca debajo de un escenario diciéndole que toque para ella, como un significado especial o esas cosas. Intenté arreglarlo de nuevo.
-Oye, a veces la gente no sabe valorar. No intentes hacer que te valoren, sobra con que te valores tú misma, y estoy seguirá de esa armónica te agradece que le des utilidad, segura que tu abuelo estaría muy orgulloso también. Piensa en eso y todo lo demás no importa, por que no estás sola-dije más que para mi que para ella- crees que lo estás y te vuelves loca pensando en lo que te equivocaste una y otra vez, para pensar que habrá que subirse primero a la montaña rusa de la vida, y que si tenemos suerte que nos toque la rueda de Ferris, esa es más divertida, pero que si no, que nos toque la que suba más alto y baje poquito a poco no nos vayamos a indigestar con el algodón de azúcar.
Oía como el humo llenaba en cuestión de segundos es escenario de arriba, pronto tendría que irme o me despedirían. Y mientras toda la parte de debajo se llenaba también yo me fui, siendo un sueño para ella, creí que no me había entendido cuando antes de desaparecer entre bastidores oí la armónica. Era una canción lenta pero potente, me recordó a cuando crees que puedes y al final es que no, pero te sientes bien de que por lo menos lo hayas intentado.
Iré. De nuevo. Para volverme a ir, las cosas son así, como los escritores genios que se vuelven locos al cavo de los años... Las circunstancias, ¿no?


                                                         analógica, b & w, espalda, hermoso

sábado, 9 de febrero de 2013

8. Last Summer.

Esta mañana Alex se ha ido a trabajar, es mi día libre y estoy sola es casa. He puesto como tercera vez consecutiva el disco de los Beatles y resuenan por las paredes, se están agrietando y cuando ya no suenen, en las grietas verás las letras y cantarán de nuevo para ti.
Pero a parte de eso, he decidido hablar del día de ese magnífico verano, en el que conocí al que no está presente, aunque sí su taza vacía de café sobre la mesa.

No me acuerdo si he hablado del faro, si he contado que no alumbra a ningún barco, que no es bonito, ni decorativo, que a veces se funde la bombilla y por la noche no sabes si el acantilado termina donde se apaga la luz o donde empieza la luna a brillar sobre las olas. 
Pero es un faro muy especial. Rafe me dijo que una vez le salvó la vida, pero no sé si creermelo, porque Rafe me dijo tantas cosas con tantos tipos de significados que bien me podría haber dicho; 'aquí fue donde me caí y me di cuenta de que no debería seguir corriendo o llegaría al agua', o 'me tiré al agua y en vez de caer, volé'.
Claro que conociéndole seguro que fue lo segundo. Pues resulta que había un banquito de cemento, y en ese banquito a mi se me había olvidado la cinta verde del pelo y le dije a Rafe que esperara un segundo que iba a buscarlo al faro y volvía en seguida.
Él sonrió y me dijo que esperaba en las escaleras.
Bajando la pequeña colina solo veía el suelo, tenía miedo a caerme y romperme un tobillo, pero cada vez corría a más velocidad, saltaba de piedra en piedra y pensaba que me caería y me haría daño, pero no me importaba, saltaba, saltaba, saltaba y...
-Creo que esto es tuyo.
-Ajá.
La cinta verde ondeaba entre sus dedos como una bandera colonizadora. Él era muy recto y serio, no le gustaban los bailes ni las mariposas como a Rafe, él prefería sentarse en el banquito de mi cinta, él dibujada el mismo mar, muchas veces, y después tiraba todos los cuadros porque ninguno le parecía bien, y volvía a dibujar.
Tenía las manos pintadas de los colores del lienzo y había en su mirada todos esos toques de azul del mar, tenía la claridad del agua y el misterio del océano, no era salvaje ni impaciente como los ojos verdes de Rafe. Se llamaba Alex, pero no me lo dijo hasta pasadas tres semanas, el era así, y ni a mi ni a Rafe le importaba, aunque ese día no me sonriera, después si que lo hizo, y estaba bien.
Después de devolvermelo volvió a pintar, las olas picudas del mar revuelto. En el suelo había más cuadros como el que estaba pintando.
-¿Porqué dibujas siempre el mismo paisaje?
Sin parar de pintar me respondió.
-Porque no es el mismo. Hoy hay más blanco que azul, no hay gaviotas y el cielo está encapotado, no se ve el sol.
-Siempre puedes cambiar eso.
Sonreí. Rafe me había dicho que esperaría en la escalera pero ahí estaba, dando tu consejo, sin que nadie se lo hubiese pedido.
-A lo mejor es que no quiero que cambie.
-A lo mejor es que tienes miedo de hacerlo.
-Cómo tú.
Se instaló un incómodo silencio. Alex era mucho más alto que Rafe, pero Rafe imponía más. Tenía el don de hacer que te sintieras cómoda si él quería, pero también el de alejarte si a él no le gustabas.
Yo estaba sería, y asustada, se miraban como los dos gallos del granero antes de pelearse por la Pollina, la señora Hays le puso ese nombre por ser la única gallina que provocaba a los dos machos a la vez.
Me reí por la comparación. Me reí mucho. Y los dos me miraron. Creo que no les hizo mucho gracia que los comparara en mi mente con los gallos.
-Todo el mundo tiene miedo de algo... ¿no?
Me encogí de hombros, como quitandole importancia. La tenía, era consciente de que todo el mundo sabía lo que pasaba con Rafe menos yo, incluso ese chico. Pero me habían enseñado a no preguntar, a que los otros tenían que contármelo o sino es que no era importante. Supongo que cuenta mucho donde te has criado.

-He vuelto temprano, porque es Sábado, que si llega a ser un día normal me tiene ahí hasta las cinco. ¿Hola?
Al oír su voz suelto la pluma, a la que le queda mitad de la tinta, y salgo corriendo para abrazarle. Él se ríe y me pregunta que es lo que pasa, para ese ataque de efusividad.
- Es me apetecía abrazarte.
-Ah, pues bien, bien.
Los perros ladran y el olor a pollo y rollito de primavera llega a mi nariz desde las bolsas del suelo. Mmmm...


                                                   




domingo, 3 de febrero de 2013

Si leyeras mis ideas.

Si me dices que solo se puede tener un amor en la vida, yo te digo que no. Que se pueden tener tantos amores como estrellas en el cielo. Si contara todos los amores que se tienen al día serían los mismos que desde mi ventana que pueden apreciar.
Pero no lo voy a hacer, porque como los deseos que pides a la fuente y a las estrellas fugaces, no se pueden decir en voz alta, ni decir ni contar.
Hay quien solo pide uno, bueno, seguro que no es verdad. Hay quien es tan escéptico que piensa que la magia no existe, y se equivoca. 
Y me cabrea que la chica del vestido verde se lo diga susurrando, quedamente, al niño que con ojos enormes y enturbiados por la atención que le prestaba a la voz de aquella muchacha, que no que no puede perder al amor de su vida.
Por el amor  de Dios, es solo un niño, deja que piense que el único que amor que existe es el que siente él por su osito de peluche, será el que menos le dolerá.
Esta chica, se lo decía con una sonrisa llena de aprecio por el pequeño, y lo decía muy segura de sí misma y de lo que le estaba contando, pareciera que tuviera experiencia. Bobadas, eso es que no se ha dado cuenta de todas las cosas a las que ella misma ama.
Muchos amores, amores incontables, tantos como granos de café y todos los trocitos en los que se puede dividir una tableta de chocolate. Muchos, muchísimos. Con uno, no se puede vivir, no. Se necesitan más de los podrías imaginar, pero todos son maravillosos. Se puede vivir sin el amor de alguien, pero tú no puedes hacerlo sin el tuyo propio, o no, eso no.
Pero ella le decía una y otra vez, que perdonara, que buscara, que encontrara a esa persona maravillosa. Me río antes palabras tan románticas, dándome cuenta de que los más románticos despreciaban el amor simple, el amor de alguien fácil, estos preferían lo imposible, y buscaban incansables, saborear la libertad, querían correr grandes aventuras, y dormir con el mundo. Eso era un amor loco por la vida, también egoísta, sí. Pero eran invencibles e inmortales.
Y, Sarte, con la muerte solo conseguían ser todavía más grandes y más libres. No le tenían miedo a nada, excepto a sí mismos, pero les daba igual, porque se superan avariciosos de más.
El niño la escuchaba, y veía como se perdía en un único objetivo; Encontrar aquel amor del que le hablaban. 
arte increíble, playa, hermosoPobre niño, el día que se canse de buscar y de equivocarse, dejará de pensar en la magia y la ilusión y se perderá. Sin saber que por un amor que muere doce nacen o resurgen del olvido.
Enfadada como estaba por lo que presenciaba, escribí en una servilleta unas frases, que ojalá recordara y prestara tanta atención como a la muchacha de color verde: 

Enamórate de cada amanecer. Son todos diferentes, cada día, uno distinto al de ayer, 
es fundamental que te enamores de todos ellos.


Se lo metí en uno de los bolsillos de su cazadora marrón que estaba colgada de la silla de su mesa. Y salí del establecimiento. Quizás yo estaba equivocada, pero esa era mi receta, y de momento siempre me ha ido bien. Aunque la pregunta adecuada no es ¿Y con esa norma, te fue bien?, sino ¿Y amaste a las cosas y personas correctas, o dejándote llevar, te saltaste más puertos de en los que te bajaste?
Esa, niño con ojos de búho, esa es la pregunta que aún después de tantos años, no he sabido responder.

                                                    
                                                                             

             

sábado, 2 de febrero de 2013

¿Lo ves? Si somos dos islas en un mar que es gris ciudad.

Me acuerdo de todo lo que dijimos. ¿Sabes? Creo que absolutamente todos tenemos poderes psíquicos, y que solo utilizamos una parte del cerebro, lo creo, porque hay veces que un sueño de hace dos semanas, se cumple hoy, recuerdo, cuando soñé que tú dejabas de tú, y entonces yo... seguía siendo yo.
Un pensamiento me da vueltas durante mucho tiempo, a mí, a tí, y a ella. Siempre hablamos sobre ello, y a veces nos encontramos con personas a las que le suceden, y piensas: No pensemos en cosas que no van a suceder.
Y de repente, sucede.
Yo como siempre, lo niego, una y otra vez, hasta que ya no se puede negar más y lloro. Pero es que negar sienta tan bien. Las mentiras edulcoradas no son malas, ni siquiera deberían calificarse como mentiras, tan solo son verdades para niños. Por supuesto que no vendrá el coco, ni el hombre del saco, pero tampoco hay nadie que te cante debajo de tu ventana, lo primero porque mi ventana no da a la calle.
Nadie te regalará flores, porque las odias. Nadie te recitará tus frases favoritas de tus libros preferidos, porque nadie los conoce. Nadie te dirá buenos días, porque cuando despiertas, los únicos seres vivos que están cerca de tí, no saben hablar.
Peor son mentiras que se creen todos, así que yo no soy más culpable ni menos por negarlo. Por negarme.
Es todo tan melancólico. Lo de ayer.
Cuando todos hablan de futuro yo pienso en el Martes, y no me gusta, porque hacen de algo muy bonito, algo horrible. Si te obligan a algo, deja de ser bueno, si te dejan hacer, ese algo será productivo.
Las cosas no paran de repetirse. Me canso. En todo lo mismo. Y me da igual. Será cosa de la edad.
Quiero escribir algo lo que sea. Pero tengo que hacerlo, me siento mejor después.
Quizás esto no sea nada. No somos nada. Pero a lo mejor tú si.
Quiero recuperar lo perdido, porque nunca fui alguien normal a quien le gustaran los otros niños, a mi no. Si te acostumbras a jugar sola, cuando te dan a elegir, prefieres seguir sola.
Esto es demasiado corto, pero suficentemente largo como para dormir bien. No pretendo que sonrías, pero espero que me olvides, con un sombrerito imaginario encima de cabeza, ese sombrerito que siempre busco, que nunca encuentro, que ninguno me queda bien, pero cuando me lo imagino ahí, tan rojo, tan perfecto, justo encima, justo encima de cabeza, con una pluma, me gustan las plumas, hablando italiano, también me gusta el italiano, comiendo un helado de tarta de queso con fresas, me gusta el helado y la tarta de queso con fresas. Todas las cosas que me gustan... Dahlí, Baricco, Cassandra, Wharthon, Dickens, Tolstoi, el club de fans de Jhon Boy, verano, sol, noche, los poetas, la gente invisible, el altruismo, los besos que no se dan, los corazones reprimidos que ansían libertad, porque eso es lo que hace que luchen. Mi mundo no es útopico, pero si en el que vivimos lo dirigen cuatro, ojalá esos cuatro algún día piensen igual que yo, entonces todo sería un caos, pero que hermoso caos. Evaporándonos entre la gente, jugando entre las sombras de los edificios, siendo Wios... Solo eso. Solo eso.
Solo eso y ya nunca más escuchar que alguien quiere ser alguien matando a los alguien. Y que tú puedas tener la vida que quieras, sin pedir antes permiso.


muchacha, especial, cosecha
¿Lo ves? Si somos dos islas en un mar que es 
gris ciudad.
Dí quién, ¿Quién de los dos se atreverá a nadar?