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miércoles, 8 de enero de 2014

'JAMÁS' Y me callé.

No era nada. 
Nunca había sido nada.
Rezaba que esta iba de gente apasionada, decía que eran amateurs con un fin en el objetivo de su cámara, que dibujaba para aliviar la tensión de sus manos, y esa 'pasión esclavista', cómo lo llama mi amor platónico, al que se amaba en secreto y se formaba de cachos de otros,
palabras, 
quería palabras 
y las palabras volaron,
pero de eso no quiero hablar.
Su vida señores... Se iba a convertir en un número. En un; hay 80 plazas
y un; 10,775.
Cuando las matemáticas te escupían en la cara era la sensación existencialista del que prefería mil veces las hipérboles, y con hipérboles describió la que sería su nueva vida: Iba a ser un hikikomori. Las violetas se marchitaron por falta de riego.
Mmmm.... No hay lucha que sea fácil, no hay dolor placentero, no hay imagen suficiente para abarcar el mundo y resumirlo, a mi, -amante de largas descripciones-, me gustaba resumir, y decir que Josefina lloraba desconsolada por su desconsuelo añorante -eso no existe- pues ahora sí. Porque todos nos merecemos tener vías de escape y llamar estúpido a quien quieras a través de un tipo gordo narigudo, hecho de cartón y barro estampado en el primer cuadro que encuentras entre otros...
Decorar paisajes de lagos helados con un nosotros pegado al hielo huidizo de mi mirada. Dios... Y yo sin guantes, y sin gorro... Esos trozos de tela que parecen gustarle a todo el mundo.
Y mira, no me gusta la forma de caminar de los marcianos verdes de ojos dorados amarillos pero no todos los bichos tienen que tener la forma que a mi me gusta, ni mis mejores frases repetirse hasta la eternidad más cercana.
El mundo se ha vuelto loco, amigo. Ha perdido la cabeza y yo pensando en el puzzle que me queda por componer.
Odio odiarme y saber que no poder es una realidad palpable. Es áspera y se me han raspado las palmas de las manos de tanto restregar, eso sí, los histerismos y gritos chillones son cosa del pasado, aprendí que desgarrarse la garganta no servía para nada, solo para que llegado el momento no te salgan las palabras.
Me cabrea que critiquen con esa indignación y orgullo sensible, ese "tú a mi no me mandas, no me manda nadie" y el ser anarquista sin saber que poner un poco de orden en el caos de la mente insatisfecha es como gotas de lascivia recorriendo tu columna vertebral. Tú vida se convierte en el objetivo de superar un 10,775 y tu espalda gozando de las caricias que le envían las pocas neuronas rebeldes y reivindicativas, a tu espina dorsal. No has sentido a tu cuerpo más vivo hasta que les has mirado a la cara y dicho: La vida no tiene sentido hasta que no sales y respiras y dices "hay un jamás escrito en el cielo, y no es azul ni lo sujetan ángeles". Más bien son los caídos y los demonios, monstruos de otros (los tuyos han ido a recogerte al aeropuerto) con un cartel muy grande haciendo de panegírico: Jamás la raza humana será libre, nacisteis para servir a la estupidez con una mente prodigiosa.
Porque para imbéciles no nos gana nadie.
¿Genios? De esos ya no quedan, unos cuantos charlatanes con ecuaciones detrás, otros que defienden ideas anticuadas y muertas hace tiempo, sepultadas por la historia, que reviven ahora gracias a la ignorancia de los que olvidaron.
No se hacer fotos.
Odio los Posdata, y no me gusta que el aire se endulce con el sabor de ninguna piel.
sleep, night, bed
'Shhh... Escucha un poco anda...'
Entre los espacios de mis puntos suspensivos...
No hay piel suficiente para tapar tantos agujeros, te tragan en un momento... No soy libre... Y tú... Tampoco.

1 comentario:

  1. "naciste para servir a la estupidez con una mente prodigiosa" QUÉ GRAN VERDAD!
    Es cierto, genios ya no quedan, ni uno!!

    Me gustó bastante la entrada!! ^^
    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/

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