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viernes, 21 de febrero de 2014

Justo en el instante en tu mano roza la mía yo grito, caigo, despierto.

Las preguntas correctas de la persona adecuada, la idea del todo definía la sensación de la nieve rozando el mar, lo raro había ascendido hasta el cielo y bajado en forma de piedras heladas.
Nadie sabía el significado de los dibujos que formaban mis dedos comprobando el mecanismo de conexión entre mi mente, mis falanges y tú.
Mis dibujos muestran la frustración irritable de la mente enferma por expresar con la palabra perfecta lo que siento, que la rabia de que abraces y que el gesto ya no significa nada, que comas para que otro adelgace, y la pluralidad social hace que considere la idea de escribir un opúsculo hablando de que yo ya no me siento igual viendo nevar, y en cambio me identifico con el granizo estrellándose contra los cristales de los coches, el reflejo duele, y saltan los cristales en pedazos de desesperación, de odio hacia la idea pusilánime de Munch, creando algo entre la nada, la vida es rabia, son dos días de berrear, desgarrarse por dentro el odioso insulto que es la broma del destino muerto, -fui a su entierro, y solo éramos yo, el Dios idolatrado, y un tipo con gabardina negra y sin zapatos, dice el profesor de historia que la pobreza se mide por las capas de mugre que hay en unos pies descalzos-, y reír histéricamente, tirándose de los pelos desenfrenadamente, por que este carnaval iremos de vampiros zombis, -vampiros, por la necesidad de muchos de chupar el rojo de unos labios, y zombis por la putrefacción de una alma libre-. Este carnaval irá sobre el terror, y ya damos bastante miedo.
El mundo se vuelve loco y ya no se inventan los nuevos bailes de payasos mentirosos, ese crac de la bolsa es el mismo que se fuma, y hay veces que suspiras por un poco de autenticidad.
Me niego a escribir para que alguien aplauda, me niego a decir lo que otros quieren escuchar, porque si lo hiciera me parecería a ellos, a todos ellos, y yo le prometí a mi orgullo jamás compararme a los otros, ser la manipuladora y nunca la manipulada. A lo mejor de esta manera las únicas cadenas que lleve mi cuerpo serán las que yo decida colocarme.
Esto solo tiene sentido si crees en ello. Con el escepticismo llenando la mitad del vaso, la otra lo conforman mentiras necesarias para seguir aquí.
No más te quieros vacíos, no más fotos a la comida que acabará en las cloacas más hediondas que podrá encontrar el humano vivo. Ese vanguardismo pretencioso que pretende condicionar la existencia de tantos, es solo una capa de mugre, aun se puede quitar con espátulas y con vinagre corrosivo.
Hacen faltan tres vagones para el ganado y los recuerdos centrados en la viva imagen de la locura, para empezar a pensar que ya se ha sido suficiente egoísta.
Ya no hay razones para soñar así que he tenido que inventarlas, o incluso sacarlas de debajo de la cama, dónde las guardó una niña que pensaba que los dedos tamborileando en la mesa era cómo los pies de un gigante, que destrozaba jardines a cada paso, pero que después de todo valía la pena saltar contigo.
El significado encerrado de los faisanes de china no tienen nada que hacer con la definición de mi piel y tu piel, de mis lágrimas alimentando tu sed, y de mis ganas insatisfechas de comerme un mundo con demasiada grasa. A lo mejor debería preguntar que es lo que sientes cuando no sientes que lo sientes, y puede que no me respondieses y entonces yo te diría que las olas chocan contra las rocas, pero que según las miras más lento se enfrentan contra la roca dura, cuanto más piensas en su movimiento, más despacio la energía de la tierra hace su trabajo. Todos deberían simplemente amar, pero amar nunca fue fácil, y dejar que me ames, es más complicado todavía, porque se tiene más miedo al dolor por conocer que conocido, solo deja que me ahogue en el mar lento, deja que las corrientes marinas decidan mi camino, deja que yo elija la forma de mis sueños... -Atarte a la cama, vendarte los ojos, mis manos, tu cuerpo, mi mente, la tuya, y ahora... Solo describir el momento en que la sociedad dormida despierta justo en el instante en que lo hago yo-.