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jueves, 27 de noviembre de 2014

3 AÑOS. (El Círculo de Irene queda abierto. Para más información pinche en CONVERSACIÓN)

Hoy, este blog, cumple tres años. Un tiempo corto, pero si hablamos de cambios y evoluciones, han transcurrido siglos.
Y es que esto va muy deprisa.
Parece que no, tú naces y lo primero que te dicen es que habrá tiempo para acostumbrarte, pero aún casi a los 17 años de vida, sigues sin hacerlo.
Hay veces en las que la gente habla de miedos, y yo como experta y profesional les digo su superior: "Eso no es miedo, son chiquilladas, todavía no lo has sentido lo suficientemente dentro"
El futuro te acorrala, de verdad, llega junio, también septiembre, pero es que también llega Año Nuevo, y también llegan las despedidas, llegan los billetes de ida... los de vuelta son... espontáneos.
Esta etapa transitoria, que lleva como metáfora el desierto, le he puesto de nombre 'Canto a la desesperanza', y es que la verdad, que después de tantas verdades escupidas a la cara, no me apetece crecer, ¿y quedarse en la infancia que intenta alargar? Y qué si es así, tengo miedo, por todo, se que ha que superarlo puesto que el abismo no está delante sino detrás, te persigue, y llega un momento el que no puedes seguir dando vueltas en la rueda.
Soy una decepción constante, soy esa gran decepción, la que parece prometedora pero... Siempre se queda colgando. ¿Quieres saber si duele? La verdad es que no mucho, no te enteras casi, te da incluso por reírte, es una frase tópica de la cual se han adueñado todos para utilizarla como bisturí contra ti.
Soy una mala apuesta. Así que no arriesgues por mi.
Me acuerdo que antes siempre preguntaba porque a mi no me pasaban cosas, porque no era eso o aquello, ahora me he aburrido de esas penalidades, las he cambiado por otras: he aceptado la soledad, he aceptado que aunque desee compartir lo más intimo, silencios, es imposible, eso solo pasa en ti, como idea ficticia recurrente, y en la literatura, como mundo de fantasía habitual.
He aprendido cosas, por experiencia, he aprendido que sonreír no te sirve de nada, que dar caricias no quiere decir que te las vayan a devolver (incluso a veces te arañan) y que aunque sea verdad que estemos en un sueño predecible, no merece la pena ahogarse en los porques, pronto intentan quitarte la autonomía, pronto intentan convertirte es perfeccionista como útil. Da asco. La vida es una mierda. Pero ya que estamos aquí, necesitamos tirar con algo; ilusión, creamos cosas que esperamos alcanzar para tener motivos de ir detrás de la zanahoria, amor, amistad, felicidad, el problema para mi, es que a mi nunca me gustó ser el perrito de nadie y que llevar la contraria se convirtió en mi juego favorito, eso y la venganza y la autoflagelación. Pero es otra historia; una que habla de alguien que dice lo que no piensa para que le respondan cosas que le van a hacer daño, las dosis de verdad son como chutes de una droga muy fuerte, te destroza, pero vuelves.
Tres años. Y aunque el imperio arda, y desaparezca, yo seguiré intentando guardarme como reliquia para no corromperme, para no olvidarme de quien soy y lo que pienso, para no olvidar que hay en mi unos principios.
Y estudia anda...

disney, gif 

domingo, 23 de noviembre de 2014

Premio: Liebster Award.

Ana Isabel del blog http://myworldlai.blogspot.com.es/ me dado un premio, estas son sus 11 preguntas, pero antes de comenzar me gustaría darle las gracias por haber pensado en mi:

1.- ¿Qué haces para evadirte del mundo?
Bueno, yo no lo llamaría "evasión", simplemente estar conectado al mundo de una manera diferente a la habitual, pero conectada igualmente. Leo, escucho música, escribo, camino... Etc.
2.- ¿Qué piensas del amor?
Que no existe, pero es necesario creer en él, mantener la ilusión que ayuda a sobrellevar la larga-corta estancia en la vida. 
3.- ¿Crees que la tecnología está llegando demasiado lejos?
No. La tecnología por si sola no hace daño, será el uso y el abuso que se le dé lo que provocará serios problemas, pero no soy vidente así que hasta que no pase no estaré segura de nada.
4.- ¿Qué piensas de mi?
Jaja, no lo sé, no te conozco. ¿Qué piensas tú de ti misma? Y a la porra lo que piense yo y otros.
5.- ¿Tienes alguna palabra favorita?¿Cuál?
Sí, ecléctico. Suena electrizante, con un significado que a mi parecer, perfecto para describir lo que pretendo que sea mi vida y yo misma.
6.- ¿Qué tipo de música te gusta?
La que concuerde con mi estado de ánimo en ese momento, da igual el estilo que sea, la música se siente por igual.
7.- ¿Qué piensas de hacer deporte?
Me parece fantástico, si te gusta o te apetece, hazlo, ¿porque no? No haces daño a nadie y encima es saludable. 
8.- Una frase motivadora.
Hazlo. Cambia el mundo. Revoluciónalo.
9.- ¿Has leído mi novela? Si es así, ¿Que te ha parecido?
No, lo siento, no la he leído, pero me encantaría solo que entre lecturas pendientes y los estudios... ya sabes.
10.- ¿Has llegado a aborrecer algo?¿El qué?
Hazme esta pregunta cuando esté enfadada, seguramente se me ocurrirá una respuesta racional en ese momento.
11.- ¿Qué te gustaría llegar a ser? 
Alguien no se asquee cuando piense en sí misma.

Sé que esto se trata de hacer otras once preguntas y nominar a otros blogs, pero no voy a hacerlo, a cualquiera que le apetezca que haga las preguntas que quiera y que se den por nominados.
Besos.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Bebíamos, porque nuestros escritores favoritos lo hacían.

Y como lo hacíamos. Afincados en las escaleras oscuras de una escalinata sin farolas. Como recordaba versos -cantares populares sobre hieles, las mieles siempre supieron a poco, duraban lo que un parpadeo y siempre con un sombreado de falsedad apegado a ellas- así que allí estaban todos, levantando botella, tirando el vaso, directos al morro de cristal, sabe mejor así, directamente en la garganta, y siempre se sorprendían -aunque esperasen con impaciencia el momento- cuando el calor recorría el camino contrario al de bajada, de abajo a arriba y entonces recordabas aquellos breves, pero suficientes para llamar la atención de un joven curioso, pasajes de libros cortos, de esos que entran suaves en tu mente, que aparentemente no quieren nada de ti, ni siquiera tu atención, lo sabes, porque la portada es gris y sin atisbo de dibujo llamativo, pero tu lo buscaste, lo encontraste, miraste y pronunciaste silenciosamente como a un autista que ve más allá de ti de lo que tu ves en el reflejo del río; "Dámelo todo". Parecía una amenaza, pero era el tono en que lo pronunciabas lo que hacía que no pensaras en esas palabras como en una amenaza y más como una súplica. "Dámelo todo", era una promesa, algo que querías y que sabías que te iba a dar, porque un libro por si solo no cambia su contenido, así que eras a ti mismo al que te doblegabas para pedirte que estuvieras atento y bien abierto para lo que encontrarías dentro del libro que no quería ser encontrado, editado sin esfuerzo solo para el autor y familiares queridos.
Bebías, porque eras consciente de que querías experimentar la terrible sensación de caída, era necesaria, útil, para que tu mente conectara con el 90% restante de tus capacidades cerebrales, para crear, tu mayor obra creativa, que superase a todos lo anteriores alcohólicos, genios que te precedieron, de ahí aprendes, de ahí suspiras, mirabas por tu tercer ojo de imaginación y los veías, a todos ellos... De los que no hace falta que los nombre para saber quienes son, consiguieron la inmortalidad, consiguieron descubrir cual era la verdadera razón de vivir, tener el objetivo vital de sentirse vivo, y yo aprendí submarinismo, y estaban allí, y yo, y todos, y era triste, pero te mantenías alerta a cualquier duende que quisiera susurrarte la idea que cambiaría el mundo, esperabas, porque aunque tuvieras que coger cientos de trenes directos a oportunidades, tu esperabas, el 90% de la vida se reduce a esperar, somos fotógrafos de vivencias, y yo me preocupo en intentar definirnos porque somos dioses, y porque aunque aún habiendolo repetido muchas veces no dejo de fascinarme por lo que el mundo tiene que dar.

                                               

Retírate del agua. El sentido de adaptación nunca te funcionó demasiado bien.

Lynne Cohen
Living room, Lynne Cohen, 1971

Sudaba. Segregaba gotas de. Debajo de su traje de neopreno, pensando en la búsqueda incansable del ser humano por la aprobación, por el me gusta como escribió ella, vaya, y que sea tan duro elegir el otro camino, por el que en vez de caminar al borde la orilla, sin caer, teniendo en cuenta la fuerza del viento para que si hace mucho pararte y resistir y si hace poca jugar con la brisa, como la bailarina que siempre quisiste ser, pero que era demasiado perfecto para ti, -desastre andante, ¿donde dejaste el paquete de cigarrillos de chocolate? Al borde del alféizar de la ventana de la tienda de la esquina, hace años, cuando eras más niña, jugando a fumarte el dulce, con una sensación muy diferente al humo inundando tus pulmones-, como es que sostienes todavía la mano en alto, movimiento torpe y retenido infantil imagen copiada, vaya, dilo todo deprisa y corriendo o perderá el sentido. Tan duro aceptar, que ese camino es para otros, que eres demasiado poco para tanto. De ahi, a mi parecer, viene el vivir el momento, en el rápido parpadeo en que te lo pierdes todo, y cuanto más lento vayas más ves debajo del agua, pero debajo, déjate ahogar y flotar, déjate llevar por las corrientes, deja que el río de vida fluya a través de ti, persona torpe no luches contra el movimiento natural de las teclas sin tocar, deja que pasen, toma imágenes fotografiadas con tu memoria limpia, y recuerda circunstancias, momentos en los que el corazón saltaba del pecho por entrar en el agua y escapar de la orilla, bailar dentro, ese movimiento rítmico que se traduce en coletazos, en dos pies embutidos en aletas que golpean el agua. 

Hablar de arte es fácil.

Hablar de arte es fácil.
Te sientas en el primer taburete de plástico negro que te encuentras en la primera exposición que has visto en tu ciudad. Delante tienes una fotografía de Guergui Pinkhassov, la imagen de la cabeza de una gallina te parece interesante, el halo de luz natural que funciona como foco en la escena, escondiendo los elementos superfluos en la oscuridad, y tú, que tu piel se transmuta en una mujer con pamela negra, con un velo negro que cubre la mayor parte de tu cara, como si tu también formaras parte de las sombras del cuadro, pero no es verdad, sabes que eres también una cabeza enfocada desde lo alto con la bombilla de la verdad, rogándote que pidas perdón, expíes tus errores y te arranques el velo, porque vestir de negro no te convierte en sombra.
Ahora ya no te sientas en un taburete, sino que sustituyendo el descanso pero rigidez sin apoyo de ese mueble de interior, has preferido tenerte en pie y mirar de frente al cristal protector que protege, y perdón por la redundancia, una fotografía de Manolo Espaliú en la que aparece una farola, que también hace de foco, alumbrando una camioneta vacía en noche cerrada y sin estrellas que se puedan apreciar, una mochila de cuero sostenida en el hombro, cientos de oportunidades dentro de una caja de madera vieja donde antes había caramelos que has ido comiendo en el metro, te recreas en la imagen y te imaginas lo que podrías sentir sentándote en el mullido asiento delantero de la camioneta, enciendo el motor y apretando el acelerador, directo a tu destino (lo que quiera que eso conlleve), atropellando demonios, arremetiendo contra troncos caídos...
Convertida en polvo de arena y tierra apareces en un pasillo todavía más vacío que los anteriores, porque esta vez la profundidad de campo hace que te conviertas en  un punto de vértigo, ante el Living room de Lynne Cohen y en blanco y negro examinas su estratégica actitud que delata o buen pulso o un trípode, esta fotógrafa que se dedicaba a entrar en casas ajenas para fotografiar espacios ajenos, consiguió llevar a miles de personas a hogares de otros solo para sentirte en casa, para que observaras la sencillez y aún así mágica imagen de un salón idealmente decorada, fotografía tan increíblemente contrapuesta a la de Jaques Henri Latirgue, donde un niño y un perro juegan y saltan por la orilla de la playa, los sensibles sonríen cuando lo ven, porque cualquiera podría ser ese niño retratado, la gravedad de la imagen llana lo mantiene sostenido en el aire y es un momento que, como si hubiese sido descrito por el mejor narrador de eventos importantes de una vida, se va haciendo eterno, desde el instante del 'click' hasta ahora y después, ese luego en la punta de la lengua, porque quien observa este cuadro tiene muchas promesas incumplidas, muchos besos que prometió dar y que luego nunca llegaron, esos platos favoritos que aún esperan ser servidos, el tiempo corriendo y tu huyendo, como se pudre todo, tanto dura la espera... Strawberries de Klaus Pichler con eseStrange Bird de Byrdy sonando de fondo, no eres nada, y mientras la putrefacción de los que esperan de extiende tu aún estás decidiendo si saltar a las vías vacías y empezar la carrera por tu supervivencia o esperar con ellos, con una maleta llena de cartas sin abrir ni rellenar, con verdades a medias y corazones que no bombean como antes.
Lo dicho; hablar de arte... es fácil.