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domingo, 7 de diciembre de 2014

Los monstruos decapitados y el último miedo acurrucado en tu regazo. (Etapa: Canto a la desesperanza)

Observo con nostalgia. Mi mirada recorre las piernas largas de esa que esperaba fuera yo, la perfección de movimientos carentes de torpeza, seguridad sabia... Y ese velo de mundo aparte recubriéndote entera. Pero niña no sabía que eso nunca pasaría, se agarraba a promesas, a ilusiones y subía escaleras, pequeña, ¿no sabes por ya no resollas al llegar arriba? Es que ya no hay sonrisa en tu rostro, es que ahora el corazón no bombea por la verdad del final; que ahora de tanto escalar mentiras sus piernas se han echo de hierro candente, ya no hay más escalones ni esperanza en los pies, no hay razones... ya no.
Miras desde arriba y ves, miro desde arriba y veo; que la genialidad quedó detrás junto con un rostro dulce, al lado de la cuneta donde meses atrás abandonaste el miedo que corroía tanto a tu cerebro, a perder, te diste cuenta que perder era inevitable, pronto dejaste de imaginar que había una posibilidad remota de que las cosas fueran bien, de que la gente era buena y sabia y tú la única pieza que no encajaba en el puzzle aquel. Pero creció, la niña se dio cuenta que no había sueños posibles sino azar, se cansó de imaginar imposibles, porque nunca condujeron a nada viable, solo a la orilla de un mar que hacía que vomitaras uvas, el océano ha dejado de fecundar naranjas.
Así que pronto abandonó la libélula su figura literaria y se transformaba en perro ebrio, pronto la lluvia no se encontraba con divanes sino con ojos enrojecidos y moretones en las rodillas, y es que la evolución de ciego a visionario es, como muchas otras cosas, suicida. Hubo una vez en que morir no tuvo sentido, demasiado que saber, demasiados espacios vacíos en estanterías, pero una vez descubres como todo se erige en infortunios, gritos de desesperación, males dirigidos por la Cacería Salvaje... Los impulsos suicidas de los dioses no hacen más que guiñarte un ojo y aullarte que te lo avisaron, el mundo es feo y huele ha podrido desde lejos... 
Quiero robarte la visión del mundo niña, quiero recuperar la pasión que sentía al esgrimir ideas... Pero ahora, la idea a muerto y solo quiero follarte la mente y largarme, las caricias aunque agradecidas me recuerdan a las rosas, tan bonitas y apetecibles tan inalcanzables, pues si tocas te cortas, si te cortas te desangras y entonces no habrá nada que impida que sigas introduciendo la mano en matorrales de espino implorando silenciosamente que lleguen a las venas, que beban de ti, que humedezcan la tierra con el fluido que alimenta el cuerpo inútil de una entre millones... Y esto todavía no puede suceder... todavía hay que seguir luchando, un poco más, aun cuando ya no creas en ideas ni siquiera en tus propias opiniones. Niña, quédate abajo, deja de subir -le decía, le digo. Imparable.
Oigo un aleteo suave de alas tonificadas, oigo consejos de superación, oigo mi propia voz desgarrada por los deseos de mejora... Cae, entonces, sobre mi la certeza:
El último miedo jamás se irá sin mi, el último servicio que le creo deber al mundo... jamás abandonará mi genio, mi mente, mis acciones...
Fin
de la
conversación.
                      -No queda nada por decir.

alone, empty, fall, lonely, women
                                                             

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