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lunes, 12 de octubre de 2015

Mujer de sal

Pobre incomprendida. ¿Qué le pasa a tu espejo, que se empaña justo cuando vas a pasar? ¿Qué es lo que olvidaste en aquel baño de aquel centro comercial? Tenía que ser importante, no has parado de buscarlo. ¿Qué era? ¿Fue entonces cuando aprendiste a aceptar las consecuencias de la huida?
¡Qué inmensamente débil parece allí arriba! Al final de aquella interminable escalera. ¿Sabes ya lo que es el cosmos? Jamás, piensa, entenderá el orden ilógico que siguen los acontecimientos dentro de sí, fuera de ella, enfrente suyo, al otro lado del puente.... Puente
¡Ahh, ya sé! Encontró a su Diosa preferida, encontró a Literatura, y esta es una diosa escurridiza, es una Diosa indiferente a los ruegos de sus devotos... A veces la pierde, y no sabe, no sabe, no sabe, no entiende, no puede, encontrarla más, olvida los cominos que la llevaron a la ermita, y los olvida para volver a recordarlos después. Después de huir...
Pero yo vengo a contaros, que pide, ella, entre zancada y zancada, entre articulaciones flexionadas. Pide enamorarse... 
"Enamórate de mi, enamórate de mi, enamórate de mi, enamórate de mi y haz que yo también lo haga. Este divorcio continuo que vivo conmigo, es terriblemente agotador. Suicidio me visita y me llama cobarde porque digo sí y luego digo no, y digo que salto y luego solo a medias, y luego pretendo agarrar a poesía de las manos y que me ayude a mantenerme en intermitente, pero no funciona, nunca funciona por demasiado tiempo.
Confieso escaparme, escaparme de mis pensamientos, de mi, otra vez yo."
Dice que no se ha saciado de ella, que todavía no, que la sed la corroe, que la sed la mata, "y esta lucha por el conocimiento, y esta lucha por la vida y por la muerte y por mi, y esa ofrenda que no di, que olvidé, esas flores que no entregué a ninguna virgen porque no podía, no sabía, no entendía, ni razones, ni convenientes, ni de regalos, ni de nada. Por ello soy pobre incomprendida. Pobre, pobre, podre...
Débil." Ahí de pie, o incluso sentada, o puede que de lado, las imágenes vuelan, ¿que es verdad? ¿que no lo es? "¿Qué ves? Cualquier cosa que veas, sáciate de ella, sáciate de mi, de mi y de mis ojos oscuros, de mis labios, que se fruncen por su inutilidad, por su piel sin estrenar."
Carne. Carne. Carne. Cuerpos.
Aquí, en otro sitio. Prometió, promete, ahora, antes, no hay tiempo; bajar al río, oler la hierba. Pero todo es una gran mentira de ella, todo se mueve y ella no sabe bailar, porque no sabe y porque no entiende y porque es... dependiente, de alguien, de todo, de uno solo o de muchos, para que la empujen, igual que hicieron cuando nació, no quería ver el mundo y le obligaron a hacerlo. No recuerda lo que sintió, pero puede hacerse una idea por lo que siente ahora. Una soledad tan extraña como esas calles en las que vive.
Resultado de imagen de mujer de salElla quiere enamorarse, lo sé, lo siento, aquí, muy adentro, entre mis costillas, entre mis pliegues de amor, ternura y animalidad, bestias... Bestias que de vez en cuando hacen algo bonito. Ella quiere hacerlo, hacer algo bonito, Porque quiere enamorarse y que se enamoren de ella, ¿dónde aprendió a mirar? ¿Cuando supo que para ella eso no podía ser entre tarde y temprano, temprano?
Pobre chica incomprendida. Chilla tanto. Es tan torpe, tan retraída, ¿dónde está? Donde está que no se ha encontrado en la fuente, dónde está todavía en los matorrales de arbustos rudos e inflexibles. Pobre
Debería darte pena. Ella miró atrás y se convierte... todos los fines de semana... En mujer... de sal.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Algo sobre mi, poco, menos que poco: nada y su contrario 'todo' y su intermedio 'suficiente'.



Me veo reflejada en la chica de fuego que huye antes de que el agua la alcance, en la mujer que se sienta en la esquina de un banco y espera, me veo reflejada en el miedo a asustar de quien se sabe loca, y odio a cada uno de esos reflejos.
Mi desprecio hacia lo fingido, todo que no sea desatar la rabia que prende las chispas que incendian mi mundo. Si te atreves a saltar, aprendes a volar. Te lo juro -ssshhhh-. Te haces fuerte.
Lo que has sido siempre no lo has sido nunca dónde no te han(s) conocido.
Creo hacerme adicta a esto de volar. Aunque espero que nunca a abandonar. Sigo sin conseguir que la balanza se equilibre. Aun así, cada día soporto más mis propias verdades, mis propias sentencias... de soledad.


Hago cálculos de tiempo. Evalúo el ambiente y respiro, a veces acabo con dolor de garganta y las cuerdas vocales se asfixian. Otras el corazón decide seguir latiendo aunque sangre ya no fluya, porque el Pulso estricto llama al aire niñato egoísta. "Lo tienes todo y aún así continuas haciendo remolinos en el mismo callejón sin salida, dónde respirarte se hace imposible. Polvo". Esta espiral de autodestrucción y odio concentrado. Por esta carretera no se va a ningún sitio bueno, viejo amigo.
Al final los Juernes eran reales.
Estoy bien, ¿sabes? Después de las decepciones y el calor que abrasa autestima y reproduce ansias de lo imposible; llega lo esperado mejor de lo pensado. ¿Pensar? A que sabrán mis labios... Pienso. ¿A que olerán mis entrañas heladas por la falta de ternura que de madrugada siguen implorando aunque la tierra las sepulte? No soy ningún ángel, mis soñadores.
No voy a salvar a nadie de algo a lo que no puedo ni salvarme a mi misma.
Quiero hacer cosas, quiero empezar a vivir... mejor... más... Sí, aquello que me propuse a principios de verano, pero es que ya se sabe... Lo único que es realidad en verano es el lago de mi mirada y la sal que resbala por mi piel.
Espero que eso de vivir -mejor- no sea otra de las cosas que no están echas para mi. Espero que, por lo menos, reciclen conmigo alguna de esas oportunidades no aprovechadas. Eso sí, que tenga algún cartel con luces de neón y con estrellas propias, para que sepa reconocer la señal
                                                           y así saltar
                                                                            todavía más alto
                                   hasta que solo puedan ver un único reflejo de mi
                                                       uno en el que la paz no solo inunde mi nombre
                               sino los límites de ese yo al que siempre pretendo llevarle mis cosechas
           y nunca está en casa cuando le busco.
                                                                       De su existencia sé, porque por debajo de su puerta
                                                                                      -aún- brilla algo.
                                                                                               Lo sé.

lunes, 29 de junio de 2015

Vamos a hacerlo tantas veces como nos sea posible: vivir.

No quiero que esto se termine nunca
Y con esta frase resumo cientos de actos movidos por la desesperación de recordar; no me sueltes la mano, no hables tan rápido, no desvíes la vista tan pronto, espera unos segundos para que mi mente los recuerde, para que no olvide... nunca
Vamos a hacer las cosas más fáciles, mucho más fáciles de lo que son, de los que creemos que son, de lo que queremos que sean, es incomprensible que sea tan sencillo algo tan inmensamente difícil. Vamos a pensar que tenemos tiempo, que lo hemos tenido, que hemos disfrutado juntos, o por separado, deja que haga un estudio de manos de tus manos, porque me gustan porque reprimirse no tiene sentido, no en ti, no para este mundo de impulsos naturales -animales, salvajes-.
Vamos a permitir que las horas atraviesen este cielo despejado y este calor pesado, vamos a permitir que las olas nos alcancen, porque la hora en la que podíamos evitarlas ha pasado.
blow, free, kids, summer, wind, wish, youngOjalá me besases, en algún momento, como le dije que hiciera a aquel que me dijo que la próxima vez que me viera lo haría y yo le dije si que se atreviera al rechazo que no se parase en mitad de una autopista pensando que pasaría si siguiera adelante porque le atropellarán ahí parado. Que sea humano irracional y siga... Sin ni siquiera mirar atrás, solo cuando estés bien en la otra acera, solo cuando sientas que mirar atrás no estaría tan mal.
Ojalá nos hubiésemos conocido antes, ojalá nos conozcamos mejor después, quizás cuando descubras la maravilla del mundo, quizás cuando yo deje de pensare tanto las cosas, cuando deje de pesarme tanto el corazón y solo sea capaz de aligerarlo unos minutos antes del amanecer. como me gusta la noche.
Como me gusta sentirme bien. Y lo he hecho. Me he sentido bien. No creo que se necesiten muchas palabras para despedirse, no creo que hagan falta pluma, papel y cámara fotográfica en el último momento, creo en el ahora, y el ahora está plagado de planes increíbles y vamos a vivirlos. No vamos a pasarnos llorando este último verano. No vamos a pensar en lo diferente que hubiesen sido las cosas. Vamos a vivir. Tanto como podamos, y que lo peor nos encuentre de frente y capaces de derrotarlo.

domingo, 14 de junio de 2015

Lo frágil de todo; con tan poco sentido como esto.

*En la ciudad*
Mi casa arde. Mi librería arde. Mis apuntes y proyectos arden. Mi historia objetivada pero con pronombre posesivo, arde. Todo arde.
Yo en el centro del salón intoxicándome con mis propios recuerdos, sin elegir -como odio tener que decidir prefiero que la vida me dirija por esta vez, -y por todas las demás-, una elección que toma consciencia y se proclama reina de todo por si sola, porque ha tocado el árbol antes de que las demás y eso le da derecho, la colma de moralidad y ética- recorro despacio la distancia que me separa de la ventana que da al exterior, salto por ella y sin demasiada prisa, sin huir. Lo sé. Me he dado cuenta. Solo tomas decisiones que crees que no se corresponden con lo que se esperaba, que estúpido, no eres lo suficiente importante como para que ese acto tan sencillo como "alejarse" pare el mundo. Este nunca lo hace.
Pero caminando descalza por ese final de calle, principio de avenida, reconozco que el nihilismo pasivo puede matar, el mismo que pretende bailar contigo alrededor del caos, ese imparable reproductor de tragedias y esta vocecilla que te empuja a no parar, como el mundo, sería hipócrita negar que la maldad del ser humano no pertenece por naturaleza a él, que la nostalgia de la paz que sentiste mientras te reías en ese muro de piedra dura no forma parte también de ti, hablo del deseo de envolver el mundo o que te envuelva él a ti y rodar los dos juntos cuesta abajo... ¿te acuerdas? Detrás de las palabras.
*En el bosque*
Pensaría Literatura que la he suplantado, pensaría Suicidio que la he dejado colgada -a punto de ahogarse- de aquel puente hecho de sauces llorones que le acarician el rostro pétreo, pero no, como olvidarme de sus frías manos en mi espalda empujándome al calor de la hoguera que quema madera en el terreno donde mi cuerpo espera descansar... Pero como olvidar a mi Diosa creada por una voluntad tan autónoma como inmoral, con la elección obligada a efectuarse por coacción de una idea que carcomía cráneos que se obsesionaban con los finales de verano... Cuando crees haber olvidado a lo que sabe el infinito mar de angustia que sin luna se mantiene en calma durante el calor estival.
Me encontraba atada con fuerza a un árbol no muy lejos de aquel puente de llorones, la distancia se mide en meses, y los muertos no han muerto en mis sueños, reviven con la esperanza con la que al terminar la labor de nueve meses esperas encontrártelos, ahí. Esperándote con la misma fuerza con la que tú les esperas a ellos.
Me golpea S.S con el orgullo de quien se siente manipulado y ha encontrado el momento de la venganza. Dice que deje de ser tan patética mirándome al espejo y equivocándome de reflejo, pretendo ver la sonrisa tenue de una Venus que no sonríe rodeada de pieles, y la realidad es que quien sonríe son estos labios tan exuberantes como para besar las heridas que abren mis uñas cuando la impotencia pesa más que el impulso positivo que alienta y alienante mi consciencia se retuerce angustiada preguntándose a dónde han ido a parar las opiniones que tan fuertemente defendía hace unos días (una distancia comprendida en segundos). Me dice que deje de hacerme la reina sin corona con grandes ideas diletantes en mi reino, latifuncio de esclavos viejos que no trabajan porque no hay órdenes que valgan en un erial de frustración.
S.S no permite que llore mientras transforma el latigazo en metáfora de mis errores; de los que me avergüenzo, de los que pretendo que desaparezcan en aquel río al que llaman Olvido. Me dice que soy la tonta que se cree que es algo más allá de un ser humano estúpido de grandes planes que acaban en una maleta con la que practico mi gran especialidad trata sobre rodear esa maleta con una cuerda atada a un ancla con destino El Fondo, aquel lugar de vida y muerte que no podré visitar con mi pasaporte de miedo a estar en un medio que escapa a mi control.
-Dime, puta. ¿Por qué buscas con tanta desesperación una respuesta clara, concisa, como una orden, a tus dudas? Tu fallo sigue siendo creerte algo que no eres; profunda pero demasiado fácil de llenar.
**En la nada**
¿Dónde están los dioses? ¿Dónde los monstruos? ¿Dónde están los inmortales que prometieron quedarse, los eternos, los para siempre? ¿Dónde yo? Porque en algún punto los he matado a todos, sin querer queriendo; tiré los dados y pensé cosas, destruí. Quise encontrar lo que todo el mundo buscaba, desesperados debajo de cada piedra en este monte frío "¿Qué buscais?". Esa mentira que crece en la raíz de los hongos ahora putrefactos, está pasada. Hace tiempo que murió, la distancia en siglos: ¿Qué no veis que la cobardía ya no tiene sentido? No hay escapatoria. Huir se ha convertido en otro concepto vacío, quizá ya lo era, quizás siempre lo fue, pero se mantuvo entre la infinita nada y el eterno retorno de la estupidez humana, hasta que lo destruí. Como todo.
Lo destruí y estoy sola. En este bosque de ramas oscuras, en el mismo tenebroso vacío que en invierno. Estos entes de pensamientos muertos, encadenados a la rueda de la tortura, con una idea equivocada sobre ética y moral. Que listos nos creíamos cuando inventamos al Culpable, que seguros de todo. ¿Y ahora? Dónde está el que se atreve con "seguridad" a buscar al Cordero con el que expiar nuestras culpas. ¿Dónde está? Que hasta la víctima ha dejado de llorar y señalar. ¿Qué sentido tiene? ¿Que segundas oportunidades necesitas? ¿Una prueba de tu error? La vida que han querido que quisieras, la vida que te ha hecho mártir de todo esto. De tí mismo. ¿Dónde se ha metido la libertad que buscada y encontrada a cachitos entre la corteza de las árboles o entre los pliegues del manto de Literatura? ¿Dónde se ha metido todo? ¿Dónde están las respuestas? Volveremos a creer en las verdades absolutas, nunca dejamos de hacerlo. Débiles. Débiles de esto. De un aquí y un ahora que se nos escapa de las manos. Que no nos pertenece. Que no hay diferencias de uno o de otro. Que no hay algo único entre la belleza, hay distinciones con medidas milimétricas, ¿dónde está la ideología por encima de la economía? ¿Que era eso tan ambiguo sobre la creencia de lo correcto? Me he olvidado de lo que sentí cuando toqué la prubea de todo. Vuelve. Que no sea tarde. "Siempre lo es". Basta. NO quiero que pare de girar. No quiero. Ya no. ¿Lo quería? ¿Que pretendo? Dolor. Placer. Contraste. Lucha de contrarios y por fín: Libre.
Vamos, ya ha ardido todo.

'Jódame una y otra vez en este bosque, jódame, jódame cómo cojones quiera, quiero vivir este infierno, y llorar, quiero llorar al fin'

martes, 26 de mayo de 2015

Quiero decir algo.

Quiero decir algo. 
Levanto la mano en un aula en la que todavía queda el eco de pisadas, de risas, de murmullos a los que se les exigía silencio, de historias de unos y de otros, de recuerdos, del pasado y del presente, porque el Ahora siempre impera en un aula. Callado y sentado en una esquina, detrás de mi y de mi mano levantada que pide la palabra a todos los profesores de mi historia como estudiante las 24 horas al día, y a todos los alumnos, compañeros que me rodeaban, que rodean y que me seguían rodeandome cada vez que pensaba en ellos porque eran mi mundo, eran la realidad a la que le pedía a gritos que no dejasen de existir, porque confieso que yo también me he visto en el lugar del esclavo sin opinión que repetía lo que le decían y también he sido la revolucionaria que ha dicho basta, amando siempre el lugar que se mantenía estable aun siendo consciente de que no paraba de cambiar. Todos los años se iba gente, todos los años pensaba "ya queda menos" y ahora que no queda nada: lloro. Me caen las lágrimas imparables, porque señores, jóvenes de presente apelable en cada una de sus acciones (juventud), he estado tanto tiempo aquí, tantos cambios en mi ha sido testigo este edificio, los profesores y mis compañeros que lloro, porque ves como tu historia está escrita en cada aula que has habitado durante seis horas y en las que mentalmente has estado toda una tarde pensado que al día siguiente tenías que entregar todas esas tareas que al principio parecían insulsas, una pérdida de tiempo y con el paso de los años han significado una enseñanza en sí mismas; del esfuerzo, del compromiso, de la esperanza.
Hemos crecido en este edificio, o en otro, pero centro de enseñanza todos, y hemos vivido, en esta dulce burbuja que nos rodeaba seis horas al día en la que siempre podías jugar a ser un profesional de los pasillos, en la que podías ser y se te permitía pensar y tu opinión importaba porque podías hacer todas las preguntas que quisieras, daba la casualidad que estabas ahí para eso, para eso y para escuchar. A veces te hacías con una peluca blanca y un mazo, para dar una imagen de imparcialidad y dignidad a tu cuerpo adolescente y juzgabas a todos y a todo, te hacías experto en injusticias, aquellas que eran el resultado de una búsqueda de culpables para los errores que éramos incapaces de reconocer. 
Por eso en mi último año, a estas alturas quiero confesar cosas, no sé, me apetece, quiero decir que siempre, cada septiembre, podías empezar de cero y recrearte de nuevo a ti mismo porque había pasado un verano y ese verano, estos veranos, eran geniales, podías ir recogiendo en una lista de pros y contras del año anterior e intentar mejorar el siguiente. 
Era fantástico. Lo será, también, lo sé. Pero como de nuestro futuro no tenemos constancia y solo podemos tirar de memoria, eso hago. 
Y es que quiero agradecer, quiero seguir llorando porque lo que perderé y por lo que ganaré, a todos aquellos que nos han legado su conocimiento, su poder, su sabiduría, de esa manera tan gratuita, porque el sueldo no significa nada a las ocho de la mañana y frente a una clase abarrotada y mucho menos a la una de la mañana bajo un flexo de luz amarilla que envuelve a tus ojos en una bruma espesa corrigiendo exámenes.
Gracias por hacernos crecer, por ser tan buenos con una panda de inútiles que muchas veces no quisieron escuchar esos consejos que tanta falta nos hacían y que tan poco caso les hacíamos. Cuanto me arrepiento de no haber echo las cosas mejor en su momento. Prometo no cometer ese error en adelante. Prometedlo vosotros también. Aprended de los errores de otros, porque aunque nunca es tarde para aprender y madurar, la verdad es que hay cosas que caducan y la vida es demasiado corta como para no hacer hoy lo que puedes hacer hoy. Que mañana no sabemos lo que pasará y siempre se llega tarde aunque el reloj diga lo contrario.
Por último, antes de que toque la última campana y todos salgamos corriendo en pos de eso que hemos imaginado tanto y tan fuerte, antes de eso quiero decirles a los que todavía entrenan detrás de la línea de meta que amen, que hagan lo que hagan: amen, que amen aquello que hagan, que lo hagan amándolo, y tiren todo lo demás por la ventana. La fugacidad de la vida existe, este tiempo corre tan deprisa, no puedes correr tan rápido como él así que para, respira hondo y disfruta del paisaje. Ama y siente el camino que vayas a tomar porque... es lo único que vale la pena en este tren con destino "bajo tierra".
¡Hey! Se me olvidaba, -a punto de apagar las luces- ¿sabéis una pregunta que siempre ha de hacerse cualquiera que se arriesga a amar, que se lanza a por las sirenas y a quedarse solo en su isla rodeada de oportunidades? Si, esa es. La misma que te haces antes de lanzarte en paracaídas al mar, antes de probar el primer bocado de Haggis (antes de descubrir lo bueno que estaba), antes de besar por primera o última vez: ¿Me atreveré?
Bajo las persianas, cierro la puerta con llave, entrego las llaves en portería y pido que me dejen salir. Lo hacen: ya soy mayor. Y al poner un pie en la acera de la calle y tirando de la puerta para cerrarla pienso: "Atrévete. Siempre."
Ha sido un placer estar en vuestras clases. Ha sido todo un placer. 
Gracias.


viernes, 17 de abril de 2015

Semidesnudo con sombrero.

Naturaleza muerta.
Expuesta. En mis manos.
Narración en primera persona.
Y pensé: ¿quién?
Le pido que se vuelva tangible, que su piel se haga incorpórea y me roce sin pensárselo dos veces, porque todo el mundo sabe que si dices dos veces no, el impulso te lleva a hacerlo y yo sé que no quieres tocarme que no intentas aparecer, que no intentas empujarme para que salte hastiada del miedo y de los futuros (im)probables, agotada de pensar en ti estúpida niña con una bestia de pelaje ralo mutilado y a medio cocer en el volcán de la furia donde se retuercen las psicopatías, donde aúllan por salir, porque Dionisio siempre espera para actuar -su momento, siempre ha sido su momento-, juega contigo pero no como un niño, no con la inocencia del que no sabe lo que hace ni le importa, sino como el que conoce bien tus deseos, tus temores... Me brinda una copa y me dice que beba, que total no han quedado neuronas que hayan soportado mi escrutinio, mi "sin vivir en mi".
Kirchner (1911)
Te vuelves abstracción progresivamente. Imparable. Cuanto más te pienso. Cuanto más te dibujo con la parte de mi cerebro que sabe el aspecto que tienes. Sabes que quiero prenderle fuego a todo, que quiero que el genio que nos destruye poco a poco nos acabe por aniquilar esta tarde a la luz de un sol que se esconde, que no es que no quiera mirar, que no es que no quiera saber es que esto ya lo ha visto escrito antes. Que triste, Literatura, ya no sé para quién escribo. Quiero agarrarme cada vez más fuerte, pero no puedo, me resbalo, tengo las manos empapadas en baño de paro, en ácido capaz de retener lo que no se puede atar a la cama y dejarlo por siempre crecer entre edredones confortables y un colchón que soporta el peso necesario de sueños que inolvidables luchan por quedarse un rato más, en esta orilla de playa. En un "está bien así" casi efímero, a punto de rozar el océano y sin llegar el agua a tocar sus pies. (Te voy a contar un secreto en realidad los sueños no tienen sentido perseguirlos, como el amor, son volátiles, son pura irracionalidad y como en la muerte hay que celebrar cuando vienen y cuando se van).
No puedo llorar contigo por la vida que se me escapa cuando te veo tirada allí, en el suelo helado del laboratorio de fotografía; cuanta magia, te lo prometo, podríamos pasarnos allí la vida, leyendo de vez en cuando bajo la luz roja de una de las bombillas, te fotografiaría la piel, el olor que desprende, aunque antes tendría que tachar de la lista aprender correctamente a utilizar una cámara cualquiera. Da igual mientras te retrate mejor de lo que yo llevo tiempo intentando hacer. Es que no lo entiendo. Que rápido el tiempo corre, que tarde llego yo a la meta. Que preciosa escena en la que yo mirando la luna espero el desastre. Al instante en el que se me acaben los minutos, en el que ya no quede sitio en la agenda.
Me gustaría confesar mi escarceo con la rutina, me gusta romperla y recomponerla al día siguiente, me gusta salta la valla, y correr cuesta arriba, por esa colina tan alta, por esas interminables escaleras dónde algún día espero romperme un dedo del pie. Junto a mi amante rutinario decirte que me encanta cuando bailas, en mitad de tu pequeño salón y miras tus libros y piensas que están bien. Verás creo que aunque Olympia se ría de mi y se descosa las heridas para dejar escapar las mariposas moribundas que suplican por un último vuelo lejos de la cama con dosel, de la mirada atenta de esclavos vigilando a la conciencia, torturándola con silencios a preguntas que esperas no tengan respuesta nunca, y aún así te mata que no haya contestación, te mata no saber como termina la historia de un demonio, pues aunque eso ocurra hay que reconocerlo. Hay que verlo escondido entre los maquis de mi estepa republicana sangrando a corazón abierto, y con coto de caza privado. Pero sí, hay que reconocer que hay momentos en los que daría cualquier cosa porque te me acercaras y me preguntases que cómo me llamo, que a dónde voy para acompañarme. Luego despierto y me averguenzo de mis propios pensamientos. Las cosas no van así conmigo, yo no soy así, yo juego en otra mesa diferente, con fichas pegadas debajo de la mesa por si me faltan en el tablero. Miro a mi contrincante con sonrisa altanera y con los dedos repletos de anillos, chocan entre sí creando un tintineo en el ambiente.
"El talento no es una promesa de éxito.¿Lo sabes, no?" De eso, de promesas solo debería estar permitido hablar en pasado, cuando se hayan cumplido. Anteriormente a eso acaba en fracaso la mayor parte de las veces. Es un juego sucio, pero al ser un juego siempre tienes el consuelo de poder ganar aunque sea en la última partida.
¿Sabes que te digo? Que estoy agotada. Ya no me parece divertido imaginarte, así que te diré que seas valiente conmigo o sin mí -te acerques y me toques o no-, que lo seas, por todos, y por encima de ellos por ti. Toma la decisión más valiente pequeña, la vida no merece la pena y el futuro no existe como no existes tú, pero te sientes ¿verdad? Eso es suficiente, encuentra lo que te alimenta, di gracias y come, come puta, hasta que no quede nada, absorbe cada conocimientos que se presten a darte, y sobrevive, ellos no saben nada de la vida, pero tú, tú eres especial porque incapaz de escribir diálogos escribes silencios e incapaz de morir bajo el agua te ahogas en la superficie.
A la mierda: lo importante sucede entre actos y el final ya lo conocemos.

sábado, 7 de marzo de 2015

Por el tiempo que nos queda abrázame primero y luego te desnudas.

Lo arrastraba por las calles adoquinadas. Con bruscos movimientos atávicos caminaba mientras tiraba del Tiempo -andrógina encarnación de características barrocas, con una gran semejanza a la Muerte, solo pellejo y un río de saliva salía de su boca balbuceante, una mezcla entre la nueva y la ya seca- "¿qué puede decir el tiempo?" lo mismo que el código de barras en los productos de un supermercado. Todo y nada. Al final parece que todo se ve reducido a los números. La comprensión entonces estalla su paloma mensajera en mi entendimiento: comprendo porque hay quien se aferra a la fe en vez de a los números, estos tienen el cabello grasiento y la fe seguramente sea un amasijo de entrelazados nervios.
Sigue tirando. No para. Esta enfurecida, rabiosa... Presentó al frío a sus entrañas y desde entonces no ha parado de tiritar, eso no la hace menos agresiva, refuerza el hielo las manos despellejadas de tanto rasparse contra las paredes. Tira que tira, arranca mechones de pelo de la cabellera de Tiempo y aun así esta no emite sonido alguno. Solo un ritmo como de olas llegando a la orilla parecido al prometedor futuro llegando al punto en el que ha de romperse. "Sin esperanza, sin miedo".
"¿Lo has oído?". Cuando se apaga la luz se dice que verás en cuanto tus ojos se acostumbres a la oscuridad, pero eso no es del todo cierto. Es la oscuridad quien se adapta a ti. Tus ojos abiertos no saben desenterrar deseos, eso solo lo hacen cuando apuntan directamente a tu mente. Se preguntan las secciones del manicomio, unas a otras, que es lo que pasa en su sala de enfermería... Que las sombras tienen sangre en los dedos y con frases -sin necesidad de verbo- hilarantes se cercan insinuantes a tu esperanza necesitada de rendijas clareadas que le aseguren que en segundos la luz puede inundar -mentira-. Le preguntan cuanto quiere de ellas, ¿la rendición?... Quizás espera que le concedan la fórmula de la docilidad, la respuesta a la pregunta de que es lo que le pasa que nada le satisface. Juguetonas las sombras se adaptan a lo que pide en susurros, quedamente contra el cuello de su blusa, pellizcándose la piel tierna de sus muslos y rodillas. Las sombras alargan sus finos dedos colorados y se los pasan por debajo de la nariz, casi rozándole los labios... Lame desesperada... Es en la envolvente opacidad del espacio donde agonizan las morales, donde la razón produce monstruos pues esta también sueña con objetividades y algo sobre verdades universales, es la paz que te produce la oscuridad... lo que te hace que la luz duela tanto cuando aparece de nuevo viéndose reducida a la circular pupila.
Sigue subiendo arrastrando el peso de eones, tienen los ojos enrojecidos y las gotas de sudor golpean las pestañas como una tortura china que surte el efecto contrario. No parece llegar nunca a ningún sitio, a lo mejor está metida dentro del mito de la tortura de Sísifo, o quizás sea a la que le encomendaron efectuar el deseo de Salomé pero por pena por tragedia personal se ve ahora sentenciada a tirar del viejo agarrotado reloj de arena.
En unas zancadas más llega hasta un pensamiento de fuerte constitución, debajo del brazo al un lote de libros y esta igual de furioso que ella, se le nota en el entrecejo siempre marcado por el esfuerzo de controlarse antes de acabar quemando el mundo, no le dice nada. De la rabia iracunda sale la verdad cosida con la sangre del estafado timador, quiso sobrevivir a la vida y la vida no se lo perdonó. Ella odia que le digan lo que es o lo que no es, nadie posee la capacidad suficiente para desenterrar lo hay de cierto en nosotros. Ella sin desviar la mirada del pensamiento sigue subiendo por la infinita cuesta, da igual qué sea, lo que quiera decir, no importa. Ahora a finales de un final, a finales del último comienzo... Sigue la envidia por lo que nunca podrás ser, por lo que nunca podrás disfrutar... Alguna sombra del espejo se carcajea burlándose de ella... pobre niña.
Cansada y jadeando deja de tirar del Tiempo y se agacha para acariciarle la cabeza, ensangrentada y cadavérica, sus ojos profundo, ovalados y oscuros no dicen -ni tienen que decir- nada. Ella ahora también derrama, no solo sangre sino lágrimas.
-Dejamos que la oscuridad nos envolviera, ya sabíamos porque no hacían falta respuestas en aquellos tiempos. Nunca me atreví a girarme para decirte que quería volver, para preguntarte que es lo que hacías cuando no te veía, para verte y mirándote a tus profundos ojos reescribir mi contrato. Había cláusulas a cerca del olvida que me hubiese gustado cambiar, recordar más letras y palabras apropiadas y menos errores entre campanada y campanada, vivía hipnotizada por el movimiento circular del mundo. No entendía nada. Me mandaba a desnudarme cantándome canciones de cuna, hacía que mi corazón se ralentizase, tu te volvías loco viendo como los segundos tardaban más en seguir su curso, a mi me encantaba jugar con la metafísica.
Hablaba, dice, dicta, relee, por el mañana, por el pasado, por el olvido y el recuerdo, por las mañanas y los anocheceres, por las escaleras y las cuestas, por la tierra seca y embarrada, por los pollos y las vacas, por las reliquias de familia que siempre valen más de lo que un tasador inexperto declara.
Se quedó Tiempo entre los brazos de ella. Se quedó la lluvia resbalando por las farolas de la nada sin llegarlos a mojar nunca, porque siempre estaba la burbuja rodeándolo todo.


Canción de cuna -  Dani Flaco

jueves, 12 de febrero de 2015

"Esta bien así" me quise decir antes de entrar en el sarcófago de otro idiota muerto en vida.

Hoy ha pasado, hace tan solo unos minutos con el cabello despeinado y las alas inertes y pesadas a la espalda, lo que tenía que pasar. Lo que pasa siempre. Gente.
No me puedo hacer cargo de todo. No puede cumplir las expectativas tan altas de un sistema para el que eres un número y una nota media. Un sistema donde no hay tiempo. Donde no hay sitio para respirar tranquila y reír de lo que tiene gracia. No tenerle que sonreirle al aire y esperar que te crea.
Lo siento. Pero yo no puedo con todo. No puedo pensar en ti y en lo que te duele, no puedo pensar en lo que me duele a mi y al mundo, ¡no puede agarrotárseme más el cerebro, exprimiendo cada gota de mi memoria!, pidiéndole más, diciéndole que la manera en la que se aprende no es la correcta y luego el resto que te dice "pero es lo que hay". Sí y de momento no se puede pedir más.
hands, kill, nails, photography, red
- ¿Qué te hace tanta gracia?
+ Lo idiotas que somos todos
y la poca importancia que tiene en realidad.
Sé que duele pensar que no eres nadie, ni para ti ni para alguien ni para el resto. Duele pensar que por mucho que llames la atención nunca serás eterno en el instituto, en el instante que dura una adolescencia. Tampoco se puede evitar pensar que si dejo alguna foto en el laboratorio de fotografía quizás dentro de unos años alguien piense lo mismo que yo al ver las de cursos anteriores. Gente que estaba donde yo. Preguntándome a donde les llevó el mar, a que otra isla, si el barco se les encalló y tuvieron que volver. Pero esto es insulso, quiero que tenga mayor relevancia de la que tiene, pero es imposible. Ya no tengo quince años, las ilusiones de lo bonito ya no consiguen de mi lo que conseguían.
Se me congelan los dedos y arrastrando las palabras te digo lo siento. Porque es injusto, pero es lo que hay, ¿no?
La mente necesita un descanso, unas vacaciones de puertas para adentro. Debajo de una cama y por la noche debajo de un manto de humo y negro. Me da igual. Estoy demasiado agotada de todo, de mi ciclotimia. Depresión, esperanza, depresión, esperanza, ilusión, risa... lágrimas, horror, horror al vacío, muerte, suicidio, parada.
Ganas de abandonar.
                                 Todo.
Incluso a mi. En alguna cuneta de las muchas carreteras frecuentadas por mi misma. Elegiría alguna de las de verano: bajo el calor abrasador, bajo la sequía de la tierra, bajo el nauseabundo olor de mi sudor y cuerpo putrefacto. Bajo la bandera de mi vida sin nombre.
Holiiiiiiiiiiiiiiiiiii que tal tu dia?? (^_^)
"Está bien así"

sábado, 17 de enero de 2015

Lenny Bruce gritó a un tribunal: "¡Necesitan al loco para que sepan en que se están equivocando!"

~La pura desesperanza ha abandonado su hogar cavernoso y oscuro. Sonriendo por la ironía creo pensar que la depresión aparece en septiembre y con la cercanía de la primavera y la (siempre fallida) promesa del verano hace las maletas, lenta muy lentamente, y recorre en el sentido contrario que el oxígeno, recorre los alvéolos y se esfuma por las galerías de la indiferencia. Después de esto ya sé lo que viene, el vacío, luego la poca importancia que tiene el 'después' mientra haya un 'ahora', y de vuelta a la consciencia de la realidad. De alguna manera el procedimiento sentimental por el que pasa mi mente es mágico, fabuloso, artístico y terriblemente agotador. 
En este momento cada célula de mi cuerpo echa de menos el dolor y la pena, aunque siempre estará en mi la fábrica de melancólicos párrafos, siempre. ¿Qué porqué? Porque hay belleza en la muerte, hay verdad en los gritos de desesperación y hay misterio en las almas.
No sé lo que vendrá a partir de ahora, que es lo que me inspirará en mi próximo texto o lo que sentiré, a lo mejor a la pena y desesperanza se le ha olvidado algo en casa y vuelven para rellenar resquicios de olvido, o a secar lagunas demasiado llenas. Quién sabe lo suficiente como para preveer el futuro del Genio, incluso para reconocerlo.
El profesor es una película alucinante, era como ver representado todo de lo que he estado hablando los últimos meses, cosa que me cabrea y fascina a un mismo tiempo.

Aunque el texto siguiente sea una repetición de todo lo anterior, quiero ponerlo, porque lo escribí y me sentí bien al terminarlo, está inspirado en el Circo del Sol, el cual fui a ver la semana pasada. Lo podría titular como Encarnación II, pero hay que ser un poco más original en esta vida.~

...y yo soy una loca que viene a liar palabras.
Nota: Eres libres de fumarte mis textos o no. Los posibles efectos secundarios varían en el paciente.

Existe una lucha. En la que puede que no haya nunca un vencedor. 
La mujer, sacada de un libro sobre musas de cabellos negros y tela roja, se desliza por el aire; mi mano izquierda se estremece, quiere describirla, quiere preguntarle que siente allí arriba, que siente al estar rodeada de miles de personas que le encantarían estar sujetos por una de esas cuerdas en su caída.
Cada uno en su jaula particular, enfrascando su necesidad de pertenecer y poseer en botes de cristal. Pero todos alucinados la miran. No entienden como puede haber tantos miedos royendo sus entrañas, una cantidad indecente de inseguridades habitando en el nido de nuestro cuello (vacío de besos, agotado por la espera), y que ella, musa del silencio y la inspiración, vuele sin segundas oportunidades a la duda por encima de todos. Admiración siente la arrogancia.
Autenticidad a muerto; se reproducen incansablemente -tortura moderna- detrás de la mujer miles de historias que suenan a ilusión, a pasado ficticio, a mentira dulce que se desliza por la garganta, -tu boca pide más, y cae el néctar de los que quieren recuperar lo bueno-.
Grazna el cuervo desde la rama de un árbol, cae de nuevo desde las alturas el cuerpo de la mujer roja, "¿Tiene los ojos cerrados?".
Allí, en butacas de plástico, guarecidos en un pabellón por el que se cuele el viento desde el exterior por rendijas de carne y celulosa. 
- Les odio (a ellos, humanidad) y les envidio a un mismo tiempo, un amor-.odio, en el que siento que le debo gratitud y al mismo tiempo una furia que se traduce en las ganas de luchar contra lo que intenta atrofiar mis prístinas alas. Sus juicios inútiles y equivocados. Mal. Mal.
Le digo a la mujer roja. Como si ella pudiese entenderme, como si ella fuese, es -quisiera ser- real. 
El miedo mujer, el miedo que tu no sientes se alterna de manera contraria y como un exabrupto que anatematizaba a todos los espectadores. Caía sobre nosotros como un mundo a las espaldas de un alguien -de mente infantil y sin ánimo de preguntar porque- la falacia sobre nosotros mismos. Sobre un espejo que no se sabe muy bien que es lo que refleja, si otro prejuicio, si una opinión, si una verdad abstracta y poco fiable o la corrosión que recubre la órbita ocular.
Extrusion by tsukiko-kiyomidzuAparece entonces en medio del escenario, que la mujer roja no se ha atrevido a pisar, (y juzgo yo individualmente que será para no contagiarse de la realidad ficticia que tanto esfuerzo les cuesta a algunos recrear cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día de nuestra ineficaz -pues preguntémosle al tiempo que hemos sido para él- vida), la niña que sube escaleras, la que se parece a mi pero no tenemos ya ni la misma sonrisa ni mirada idéntica. Desnuda. Preguntándose -y lo sé porque la conozco, se quien ha sido y en quien se ha convertido- porque todo el mundo mira hacia arriba con tanto asombro, '¿qué le ha pasado al mundo para pararse a mirar como sus deseos son encarnados por algo ajeno a su mismo cuerpo, en vez de haber echado a correr para atraparlo y moldearlo a su gusto?' Niego con la cabeza. No puedes escapar de tu jaula, no puedes coger lo que te gusta y huir; la consciencia cada día pesa más en mi mente y convierte la forma de la niña, su forma, en un personaje abnegado a la decepción. Genio escribe con guijarros en las paredes de su celda neuronal: Y tú, como todos los demás, abocada al fracaso. 
Pues una vez se alcanza la cima, lo que queda es la degradación, la decadencia de si mismo. Tenemos los límites que nuestra condición de mortales equivocados nos imponen, de nuestra evolución egoísta que pretende que una vez hayamos alcanzado esa cima, antes de que comencemos a bajar por inercia, plantar a genio en otra vida y darle la oportunidad de seguir donde lo dejaste. Mal, mal, mal...
Existe una lucha en la que puede que no haya nunca un vencedor; la degradación moral que se produce por una consciencia abierta de piernas, la esquizofrenia que con lastimosos gemidos pretende desgarrar el velo que lo cubre todo; y luego estás tú, la oposición, tienes el poder, la corona pesa en tu cabeza de ternero sin destetar, y te escondes en los bosques del presente alienante, pues en el fondo temes ganar. 
Temes que a la niña le gotee sangre de entre las piernas, temes que vaya tu presente a romperle el vientre, creador de vida y rojo.

"El medio moderno hace imposible la aparición de cualidades de construcción en el espíritu. (...) La única cosa en la que existe construcción hoy día es una máquina" -Pessoa

lunes, 12 de enero de 2015

Encarnación.

Parecía que se recuperaba; se movía su dedo anular arriba y abajo, como si quisiese, con timidez, pedir turno de palabra en un gran debate sobre la hipocresía de lo que fue, sobre lo mal colocados que están los conceptos en el hoy, sobre los errores que seguramente se cometerán en el futuro.
Duele, vivir... duele.
Ser consciente del cuadro en el que te pintaron -los bordes cada vez menos perfilados- un autor acabado, me pinta, os pinta, representándose así mismo, identificándose con cada garabato escupido sobre el óleo, y aquí estamos, repitiendo lo mismo, le llamamos rutina, bucle, lo relacionamos con seguridad, y estamos acabados. Personajes que fracasaron en su intento por tener un grado de importancia en la obra, todos somos siervos del ego, de nuestra arrogancia, de mi.
Corpo-Mente, Dorma
Ilustración de Janelle McKain
Nos rodea, me, un halo de irrealidad confusa, en la que ya no entiendes si tienes que adaptarte tú o el resto a ti porque -he aquí la arrogancia humana e imperecedera- eres superior, lo sientes, como la supremacía de tu mente se eleva con cada lectura y película bien desarrollada, llevada a cabo. Tanto fracaso... y de esto nace la eternidad, las amapolas pueblan la biblioteca, y los libros se elevan como tú Genio, arriba a lo lejos, reconoces tu ignorancia, tu idiotez, tu inutilidad -no te satisfaces ni a ti mismo, masturbarte compulsivamente delante de un espejo es solo otra metáfora, otro baile de pensamientos, otra fantasía, en realidad eres muñeca de trapo crucificada en la estantería del tiempo mientras la muerte juega con su sonajero de reloj de arena, pero que no te engañe con sus balbuceos, es más vieja de lo que piensas-. Hay poco que hacer, poco por lo que luchar y no porque no valga la pena, sino porque no hay solución. El proverbio chino responde: Si no hay solución para que te preocupas. Y yo asiento.
Por eso, debido a eso, por otra gran cantidad de motivos, adoro seguir tumbada en las baldosas frías del baño, desnuda, estirada, siento sobre mi el peso del aire y el movimiento de la tierra. La energía recorre tus extremidades en sentido contrario; no provocan calambres en los músculos, sino que se inyectan como heroína en tu corazón y pulmones, son esos magníficos momentos en los que lo único que te preocupa es seguir respirando, (una obsesión sin quebraderos de cabeza), con solo dos opciones: seguir o no.
Las dos igual de eficaces.
Los ojos se le mueven en las cuencas vacías de globos rojos, Europa. Ahora que ves como la pérdida aparece entre mis piernas, nacidas debajo de las baldosas, quizá lleve mucho tiempo ahí tumbada, afloran orquídeas con conversaciones sobre lo superficial, sobre la irreal que parecen los contornos de las personas, sobre lo falso de mis uñas, arañas tejen entre las hojas, entre pestañas, jungla que espera el próximo amanecer. Sin embargo, Genio y yo sabemos que la espera solo mantiene, no hace que el cuerpo vuelve a erigirse sobre las plantas de sus pies, genio le acaricia el vientre y niega con la pena balanceándose en su mandíbula.
Soy testigo del fracaso del mundo.
Soy consciente de mi propia naturaleza insulsa, de mi egoísmo
y
de mi. 

miércoles, 7 de enero de 2015

Se lamentan los degenerados de su locura.

Ella habla de amor y todo el mundo asiente. Autómatas.
Se dejan llevar por un tono deshilachado por el uso, suave y rítmico. A ellos les encanta. Suicidio con su melena blanca al viento, apoyada en la valla que separa el suelo del precipicio me mira sin hacerlo, sonríe, señala a la niña detrás de mi, dice: "Son como ella"
Genio, orgullosa, ni siquiera le dedica a Suicidio su apoyo, las dos saben que no lo necesitan.
- Tendría que mataros, sabéis demasiado.
Se ríen... <<¿Que sería de mi entonces?>>
La niña asustadiza pero curiosa, con el pelo liso y corto y un vestido de flores rosa me tira de una de las mangas de mi abrigo y me pregunta con la inocencia a punto de saltar:
- ¿Le tienes envidia? ¿Lo quieres?
No. Solo observo desde el fondo del teatro, solo espero que se den cuenta que ni ella ni él saben lo que dicen. Pero se creen Literatura, ese es su gran error: No te creas que eres la Diosa a la que veneras. Suele enfadarse por la arrogancia y estupidez humana. Los castigos saben a síndrome de abstinencia neuronal, están guarecidos entre las tiras de su fusta de cuero. 
Apetito ruge. Los leones despedazan. Suicidio pellizca a Apetito para que chille con más fuerza y Genio enfurecido mata a Suicidio. Apetito calla. Literatura aplaude. Genio quiere a Inspiración. Pero ella enamorada de los mitos y leyendas se ha convertido en ninfula -ya lo era- y se ha echado a volar, nunca tocó tierra.
Vosotros escucháis mentiras y las creéis a pies juntillas; no iréis a casa, no hay hogar que no haya sido desahuciado, invadido por fantasmas desesperados por poseer lo que los catapulte, disparados, hacía al lupanar que es su Cielo.
Necesito idealizar tanto como Suicidio y Genio no necesitan apoyarse porque solas se equilibran. Mujeres con maletín. Puertas que se abren, la niña empuja las puertas giratorias y gira y gira y gira y gira, hasta que deja de hacerlo y me mira. (Siempre me acaban mirando). Justo antes de reírse a carcajadas. Suicidio me dice que soy el impulso que provoca la risa de mis creaciones, me invita a irme, a saborear la aguja, a ver más allá de lo que creo que hay. Rechazo la invitación.
Temo a Genio y que me abandone. Temo no ser comprendida por mi Duda, perro con lengua de serpiente.
Temo quedarme y nunca -volver- irme.
animal, animals, black and white, blackandwhite, blood, dark, darkness, fear, picture, pictures, teen wolf, werewolf, werewolves, wolf, wolvesTemo olvidar...
Dije que había matado a los monstruos, porque quizás siempre parece que mueren con el sol achicharrando su sombra, quizás estaba equivocada, a lo mejor son tan inmortales como yo, y tan inseparables como la soledad. El premio te lo entrega Recuerdo, te da la mano flácida y sudorosa Olvido, -presidente del área de Retención-. Y soledad, -no es un nombre, aunque si propio, y como sensación me pertenece, parida al mismo tiempo que silencio-, me abraza y felicita, está orgullosa de mi, aunque aún tenga mucho que aprender. Lloro y mis labios sonríen. Hay guerra entre sístole y diástole.
Los miro a todos.
Paso por delante de los ángeles y el ectoplasma de mi se queda -relativamente- observando sus curvas, sus alas y expresiones. Ellos siguen maravillándose de la supuesta erudición de alguien que no sabe lo que dice, hablar de lo que todo el mundo habla de forma que nadie entienda, ni siquiera tú, no te hace especial, solo humana y tonta. El Genio está en otro sitio, en otro bar, en otro cruce de conexiones, esperando un semáforo que nunca se sabe cuanto tardará en ponerse en verde, tú y tus dedos esperáis en la otra acera, apreciando su cercanía y untándoos de su aroma. Genio es como el tipo inteligente que te mira desde la oscuridad y te dice que él es mago y que su magia solo funciona contigo.





viernes, 2 de enero de 2015

"La misteriosa debilidad de los rostros humanos" -Sartre

¿Qué decirte que no te hayan dicho otros?
Caen desde el puente los cuerpos, 
y yo, narrador incomprendido,
quiero ser uno de ellos.
(Caer como la lluvia desde mi propia cúpula)
Bailar para siempre en Nochevieja. Ojalá. Siempre estaría en mi el sentimiento de ilusión por un nuevo canto de ruiseñor, entre el pasado y un futuro inapelable -de caos, de desastre-.
Y danzar así en la plaza, entre el contoneo de los cuerpos, entre idiomas extranjeros...
Sentabanse una en frente de la otra; una de ellas parecía más confiada y estiraba como podía su cuerpo hacía la otra, esta no se movía, miraba con una sonrisa juguetona, -ideaba y reflejaba en su mente guiones de películas que calmarían su apetito alexitímico (era Genio quien interpretaba los sueños, era este quien daba lo que apetito necesitaba)- y miraba.
Miraba como las equivocaciones (palabras mal colocadas en los cajones, otras sílabas inconformistas se resistían a mantenerse en su lugar) y como por sus mejillas corrían consabidas lágrimas de agua de rosas, sin sal, sin la pasión y terribilitá o dinamismo con la que se caracterizaba anteriormente.
Sabían el final antes de que se acabasen sus comienzos preliminares, pero una de ellas esperaba que todo fuera diferente y la otra que pasase pronto antes de que su lengua recorriese las curvas de su cuerpo y descarrriase hacía el desfiladero de sus pechos.
Querían fragilidad porque encontraron en ella la mejor representación de la realidad.
Los mensajes no obtenían contestación, con el paso de los segundos eso iba dejando de tener importancia.
No querían perder la belleza humana comportándose como animales, pero como era inevitable, como tantas otras cosas, hicieron lo más humano posible; cambiaron la tesis. 
Las bestias intimas, aún axomáticas de sentimiento, eran belleza frágil. 
El silencio tenía esa noche un sonido horrible, me daba la intimidad compartida que tanto aspiraba a tener, pero le tenía miedo, era ruidoso y me hacía pensar... hacía que doliese el corazón por la desidia de mi cuerpo y mi mundo.
Regueros de sangre y literatura recorrían mis rizos, a caballo entre cabellos del mejor carboncillo.
En el papel era perfecto, pero el desastre metafórico era el vaso de agua rebosante que empapaba el folio sin remedio.
No hacían más que asentirse la una a la otra. <<Vas a perder de todos modos>> pensaba pesimista la que por fin se atrevía a aceptar las caricias y entrar en las profundidades de dos vírgenes de papel y celulosa.
©Alex Usquiano
Alex Usquiano