Translate

lunes, 12 de enero de 2015

Encarnación.

Parecía que se recuperaba; se movía su dedo anular arriba y abajo, como si quisiese, con timidez, pedir turno de palabra en un gran debate sobre la hipocresía de lo que fue, sobre lo mal colocados que están los conceptos en el hoy, sobre los errores que seguramente se cometerán en el futuro.
Duele, vivir... duele.
Ser consciente del cuadro en el que te pintaron -los bordes cada vez menos perfilados- un autor acabado, me pinta, os pinta, representándose así mismo, identificándose con cada garabato escupido sobre el óleo, y aquí estamos, repitiendo lo mismo, le llamamos rutina, bucle, lo relacionamos con seguridad, y estamos acabados. Personajes que fracasaron en su intento por tener un grado de importancia en la obra, todos somos siervos del ego, de nuestra arrogancia, de mi.
Corpo-Mente, Dorma
Ilustración de Janelle McKain
Nos rodea, me, un halo de irrealidad confusa, en la que ya no entiendes si tienes que adaptarte tú o el resto a ti porque -he aquí la arrogancia humana e imperecedera- eres superior, lo sientes, como la supremacía de tu mente se eleva con cada lectura y película bien desarrollada, llevada a cabo. Tanto fracaso... y de esto nace la eternidad, las amapolas pueblan la biblioteca, y los libros se elevan como tú Genio, arriba a lo lejos, reconoces tu ignorancia, tu idiotez, tu inutilidad -no te satisfaces ni a ti mismo, masturbarte compulsivamente delante de un espejo es solo otra metáfora, otro baile de pensamientos, otra fantasía, en realidad eres muñeca de trapo crucificada en la estantería del tiempo mientras la muerte juega con su sonajero de reloj de arena, pero que no te engañe con sus balbuceos, es más vieja de lo que piensas-. Hay poco que hacer, poco por lo que luchar y no porque no valga la pena, sino porque no hay solución. El proverbio chino responde: Si no hay solución para que te preocupas. Y yo asiento.
Por eso, debido a eso, por otra gran cantidad de motivos, adoro seguir tumbada en las baldosas frías del baño, desnuda, estirada, siento sobre mi el peso del aire y el movimiento de la tierra. La energía recorre tus extremidades en sentido contrario; no provocan calambres en los músculos, sino que se inyectan como heroína en tu corazón y pulmones, son esos magníficos momentos en los que lo único que te preocupa es seguir respirando, (una obsesión sin quebraderos de cabeza), con solo dos opciones: seguir o no.
Las dos igual de eficaces.
Los ojos se le mueven en las cuencas vacías de globos rojos, Europa. Ahora que ves como la pérdida aparece entre mis piernas, nacidas debajo de las baldosas, quizá lleve mucho tiempo ahí tumbada, afloran orquídeas con conversaciones sobre lo superficial, sobre la irreal que parecen los contornos de las personas, sobre lo falso de mis uñas, arañas tejen entre las hojas, entre pestañas, jungla que espera el próximo amanecer. Sin embargo, Genio y yo sabemos que la espera solo mantiene, no hace que el cuerpo vuelve a erigirse sobre las plantas de sus pies, genio le acaricia el vientre y niega con la pena balanceándose en su mandíbula.
Soy testigo del fracaso del mundo.
Soy consciente de mi propia naturaleza insulsa, de mi egoísmo
y
de mi. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario