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sábado, 17 de enero de 2015

Lenny Bruce gritó a un tribunal: "¡Necesitan al loco para que sepan en que se están equivocando!"

~La pura desesperanza ha abandonado su hogar cavernoso y oscuro. Sonriendo por la ironía creo pensar que la depresión aparece en septiembre y con la cercanía de la primavera y la (siempre fallida) promesa del verano hace las maletas, lenta muy lentamente, y recorre en el sentido contrario que el oxígeno, recorre los alvéolos y se esfuma por las galerías de la indiferencia. Después de esto ya sé lo que viene, el vacío, luego la poca importancia que tiene el 'después' mientra haya un 'ahora', y de vuelta a la consciencia de la realidad. De alguna manera el procedimiento sentimental por el que pasa mi mente es mágico, fabuloso, artístico y terriblemente agotador. 
En este momento cada célula de mi cuerpo echa de menos el dolor y la pena, aunque siempre estará en mi la fábrica de melancólicos párrafos, siempre. ¿Qué porqué? Porque hay belleza en la muerte, hay verdad en los gritos de desesperación y hay misterio en las almas.
No sé lo que vendrá a partir de ahora, que es lo que me inspirará en mi próximo texto o lo que sentiré, a lo mejor a la pena y desesperanza se le ha olvidado algo en casa y vuelven para rellenar resquicios de olvido, o a secar lagunas demasiado llenas. Quién sabe lo suficiente como para preveer el futuro del Genio, incluso para reconocerlo.
El profesor es una película alucinante, era como ver representado todo de lo que he estado hablando los últimos meses, cosa que me cabrea y fascina a un mismo tiempo.

Aunque el texto siguiente sea una repetición de todo lo anterior, quiero ponerlo, porque lo escribí y me sentí bien al terminarlo, está inspirado en el Circo del Sol, el cual fui a ver la semana pasada. Lo podría titular como Encarnación II, pero hay que ser un poco más original en esta vida.~

...y yo soy una loca que viene a liar palabras.
Nota: Eres libres de fumarte mis textos o no. Los posibles efectos secundarios varían en el paciente.

Existe una lucha. En la que puede que no haya nunca un vencedor. 
La mujer, sacada de un libro sobre musas de cabellos negros y tela roja, se desliza por el aire; mi mano izquierda se estremece, quiere describirla, quiere preguntarle que siente allí arriba, que siente al estar rodeada de miles de personas que le encantarían estar sujetos por una de esas cuerdas en su caída.
Cada uno en su jaula particular, enfrascando su necesidad de pertenecer y poseer en botes de cristal. Pero todos alucinados la miran. No entienden como puede haber tantos miedos royendo sus entrañas, una cantidad indecente de inseguridades habitando en el nido de nuestro cuello (vacío de besos, agotado por la espera), y que ella, musa del silencio y la inspiración, vuele sin segundas oportunidades a la duda por encima de todos. Admiración siente la arrogancia.
Autenticidad a muerto; se reproducen incansablemente -tortura moderna- detrás de la mujer miles de historias que suenan a ilusión, a pasado ficticio, a mentira dulce que se desliza por la garganta, -tu boca pide más, y cae el néctar de los que quieren recuperar lo bueno-.
Grazna el cuervo desde la rama de un árbol, cae de nuevo desde las alturas el cuerpo de la mujer roja, "¿Tiene los ojos cerrados?".
Allí, en butacas de plástico, guarecidos en un pabellón por el que se cuele el viento desde el exterior por rendijas de carne y celulosa. 
- Les odio (a ellos, humanidad) y les envidio a un mismo tiempo, un amor-.odio, en el que siento que le debo gratitud y al mismo tiempo una furia que se traduce en las ganas de luchar contra lo que intenta atrofiar mis prístinas alas. Sus juicios inútiles y equivocados. Mal. Mal.
Le digo a la mujer roja. Como si ella pudiese entenderme, como si ella fuese, es -quisiera ser- real. 
El miedo mujer, el miedo que tu no sientes se alterna de manera contraria y como un exabrupto que anatematizaba a todos los espectadores. Caía sobre nosotros como un mundo a las espaldas de un alguien -de mente infantil y sin ánimo de preguntar porque- la falacia sobre nosotros mismos. Sobre un espejo que no se sabe muy bien que es lo que refleja, si otro prejuicio, si una opinión, si una verdad abstracta y poco fiable o la corrosión que recubre la órbita ocular.
Extrusion by tsukiko-kiyomidzuAparece entonces en medio del escenario, que la mujer roja no se ha atrevido a pisar, (y juzgo yo individualmente que será para no contagiarse de la realidad ficticia que tanto esfuerzo les cuesta a algunos recrear cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día de nuestra ineficaz -pues preguntémosle al tiempo que hemos sido para él- vida), la niña que sube escaleras, la que se parece a mi pero no tenemos ya ni la misma sonrisa ni mirada idéntica. Desnuda. Preguntándose -y lo sé porque la conozco, se quien ha sido y en quien se ha convertido- porque todo el mundo mira hacia arriba con tanto asombro, '¿qué le ha pasado al mundo para pararse a mirar como sus deseos son encarnados por algo ajeno a su mismo cuerpo, en vez de haber echado a correr para atraparlo y moldearlo a su gusto?' Niego con la cabeza. No puedes escapar de tu jaula, no puedes coger lo que te gusta y huir; la consciencia cada día pesa más en mi mente y convierte la forma de la niña, su forma, en un personaje abnegado a la decepción. Genio escribe con guijarros en las paredes de su celda neuronal: Y tú, como todos los demás, abocada al fracaso. 
Pues una vez se alcanza la cima, lo que queda es la degradación, la decadencia de si mismo. Tenemos los límites que nuestra condición de mortales equivocados nos imponen, de nuestra evolución egoísta que pretende que una vez hayamos alcanzado esa cima, antes de que comencemos a bajar por inercia, plantar a genio en otra vida y darle la oportunidad de seguir donde lo dejaste. Mal, mal, mal...
Existe una lucha en la que puede que no haya nunca un vencedor; la degradación moral que se produce por una consciencia abierta de piernas, la esquizofrenia que con lastimosos gemidos pretende desgarrar el velo que lo cubre todo; y luego estás tú, la oposición, tienes el poder, la corona pesa en tu cabeza de ternero sin destetar, y te escondes en los bosques del presente alienante, pues en el fondo temes ganar. 
Temes que a la niña le gotee sangre de entre las piernas, temes que vaya tu presente a romperle el vientre, creador de vida y rojo.

"El medio moderno hace imposible la aparición de cualidades de construcción en el espíritu. (...) La única cosa en la que existe construcción hoy día es una máquina" -Pessoa

2 comentarios:

  1. Holaa!!! ^^
    ¡Madre mia,qué entrada!
    Y, madre mia, cuánto tiempo sin pasar por aquí (y por cualquier otro blog).Pero, me alegro de estar por tu rinconcito y leer estas maravillosas entradas que escribes. :D

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/
    PD: He puesto una Newsletter en mi blog. Pásate y si quieres,únete para estar informada de cuando subo entrada! ^^

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